El que da, no debe volver a acordarse;
pero el que recibe nunca debe olvidar
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martes, 1 de marzo de 2016

Como la hiedra

El rincón del optimista
Juan

Hay fachadas de casas y de otros edificios totalmente cubiertos de hiedra, de esa enredadera vegetal que nos atrae la mirada y hasta podíamos emitir frases de admiración por la belleza del verde o por la red del ramaje que el invierno deja al descubierto. Pero a mí siempre me ha parecido agobiante, me ahoga la simple imaginación de lo que supone que una planta, un ser vivo, se aferre de ese modo a la superficie de la pared para alargar sus tentáculos en busca de la luz que alimente las hojas. Ya no digo nada si hablamos de la lapa a la roca. Qué modo de pegarse, de buscar protección a costa de otro. ¿Intentamos hacer traslación a las personas? Vamos a ello.

¿Cómo te suena esta frase?: ‘La fuerza que une una verdadera amistad es comparable a la fuerza con la que está unida la hiedra a la pared’.  Fuerte, ¿no? Un poco de ayuda para trepar no viene mal, pero si necesitas del otro para trepar entonces te conviertes en… un trepa, un parásito. Si te agarras tan fuerte a la pared del vecino para ascender es que tienes miedo a caer. Lógico, pero estar tan fuertemente agarrado al otro cansa mucho, pero mucho, mucho. Acabas agotado, tanto o más que la espalda del otro en el que te apoyas. Y además… ¿cuándo aprenderás a ser independiente, a lograr las cosas por ti mismo? Afloja el puño que se te van a quedar sin sangre los tarsos.

Y luego el peligro que tiene el árbol de morir por culpa de la gran fuerza que ejerce la hiedra que se ha adherido a él. Ese riesgo lo corren las personas también, pues cuando exprimes a alguien tanto a cada minuto, a cada hora, acaba cansado, harto, estragado de ti. Bueno, no pretendo dar lecciones de psicología. Eso se lo dejo a los profesionales. Yo me conformo con que cuando veas la próxima vez una hiedra tan pegada a ‘su’ pared te acuerdes de mí y de este ratico de lectura sosegada.

Asín sea. 

Tenemos 6 comentarios , introduce el tuyo:

  1. Ese apego que describes se antoja dañino, enfermizo...me gusta la libertad, la autonomía...desde la relación. Jairo

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  2. Me sale decir: ¡¡¡quiero respirar!!!!

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  3. Me gusta el "apego" donde quepan ESPACIOS donde el aire fresco entre y fluya con LIBERTAD

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  4. "un trepa" Hay muchos pero muchos trepas por la vida.

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  5. La verdadera confianza en uno mismo, el saber con certeza que eres de capaz de conseguir cualquier cosa, no necesitas absolutamente ayuda de nadie ni agarrarte a nadie.

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  6. Me ha gustado tu exposición. Ha sido una buena comparación.
    Lo más sano es ser libres como el viento, y no depender de nada ni de nadie. Pepi

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