El que da, no debe volver a acordarse;
pero el que recibe nunca debe olvidar
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domingo, 16 de mayo de 2010

EPILOGO: UN ENCUENTRO BIEN SABROSO



Recuerdo perfectamente cuándo y dónde la conocí. Sin saber aún a ciencia cierta que era ella la vi y la miré. Mi mirada se posó en su rostro. Como se posan las luces sobre el escenario buscando la imagen deseada. Quiero que sepáis que yo no la busqué. Apareció ante mi como el milagro que hace muchos años dio luz al ciego Bartimeo.

Sí, la vi iluminada. Como una puesta de sol. Como la pintura naif que está llena de colores vivos.


Esa mujer que me había encandilado con sus libros valientes, atrevidos, sinceros, llenos de humanidad y de transcendencia, estaba comiendo a mi lado.

_ "Soy de Madrid, de Chamberí, me dijiste
- Yo de ...

Al día siguiente recibí tu sonrisa respondiendo a mi invitación:

- ¿Podemos vernos un rato?.


“No quiero nada. Solo estar contigo. Mirarte a los ojos. No de lado, como en el comedor. De frente. Quedarme ahí unos instantes. Y saber que El no anda lejos.
Te recité de memoria los versos guardados en tu cajita de música: “yo me acordaré de ti”, mientras tú sentías la emoción de las mujeres que un día se miran al espejo y se encuentran que son princesas, eso al menos me pareció a mi. Te encontré algo ruborizada tal vez. Rompiendo una timidez incómoda. Aquella barca tenía cuatro remos".

“Mi proyecto de vida es ayudar a liberar, a aflojar, a ser felices..., pero de uno en uno”, me contaste mientras nos acompañaban los almendros del camino y el cielo de Segovia respiraba aire limpio.

Cuando me han pedido que narre en pocas palabras mi encuentro con Maite Melendo acudí al diario de aquel día: "me sentí como una estrella acompañando su firmamento".

Desde este blog quiero expresar la gran alegría que supuso para mi conocerla y seguir en contacto con ella es una gran satisfacción y un profundo orgullo, aunque sólo sea a través de la bendición de la red. Quiero animar a todas las personas a que lean sus libros, porque en ellos están los latidos de su corazón y su ciencia bien "sabrosa",que diría el poeta de la mística. Sus palabras llenas de carne me siguen cautivando.

V.T.M.

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