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pero el que recibe nunca debe olvidar
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martes, 12 de abril de 2016

Camino de Santiago (Etapa Lorca-Sansol)

Un peregrino de la vida

¡Quíquiriqui!
Eran las cinco de la mañana cuando escuché por primera vez el canto del gallo “¡Quíquiriqui! ”, y aunque habitualmente no me gusta por lo del madrugón, ese día sonó diferente, tocaba etapa del Camino, reunión de andarines, encuentro de amigos.
Llevábamos muchos meses sin compartir bastones, sudores, bocatas, frutos secos, “chocolates”, pero sobre todo nuestra vida, nuestro caminar diario en la búsqueda de la felicidad y he de confesar... que tenía muchas ganas de veros.
Además la etapa era muy atractiva, íbamos a dormir a un lugar emblemático para los navarros, un sitio especial, de esos que transmiten energía, sosiego en el alma, paz interior. Un lugar donde te gustaría quitarte el reloj de la muñeca y desear que el día no tuviera horas... descansaríamos, o mejor... reviviríamos en Javier, cuna de San Francisco Javier.
La etapa del sábado transcurrió pintada exteriormente por esos prados verdes y amarillos del cereal y la colza, interiormente por el compartir de nuestras conversaciones, por algún ratito de interiorización sobre las cosas en las que nos estamos trabajando y aderezado todo ello por esos pueblos tan bonitos... que preciosa me está pareciendo Navarra.
Y atardeciendo llegamos a Javier, su castillo con esa explanada, esas vibraciones... En el hotel nos recogieron con los brazos abiertos y también con la cocina muuuy abierta, no sé si pensaban que llevábamos toda la vida andando y teníamos que reponerla en una sola cena...
Menos mal que la organización para compensar el exceso culinario tenía previsto junto a las murallas del castillo, un baile a base de danzas medievales, aunque aclararon que querían decir  “mediev-mal” o “mediev-bien”, en función de los danzarines... y resultaron absolutamente perfectas, doy fe de ello (aunque alguno como yo tengamos dos pies izquierdos) ya que en el fondo estabas con tu gente, iluminado por el cielo, en un marco incomparable, notando la esencia de la historia en las piedras que pisabas y en las que te rodeaban... como me gustó.
A las 8 de la mañana otra vez el “¡Quíquiriqui! ” del gallo... y... ¿os creéis que tampoco me disgustó?... tocaba voluntariamente ir a un ratito de meditación, agradable empezar el día reencontrándote con tu ser más profundo, con tu esencia...
Tras otro desayuno a lo “navarro”, hicimos la visita al castillo y repasamos la vida de San Francisco Javier y como dijo una compañera, es un lugar que no desprende sensaciones de enfrentamientos pasados, sino que por el contrario está lleno de sensaciones agradables, positivas...
Las fotos de rigor, los recuerdos de turno y vuelta a andar que nos quedaban casi 20 km por delante hasta llegar a Sansol. ¿Cansados?, imposible... si es que el Camino de Santiago es tan increíble, que te encuentras no solamente fuentes de agua revitalizadora, sino que incluso algunas son de vino, sí, como os cuento... ¡¡vino!!, lástima que yo iba al final del grupo y estos compañeros míos debieron de saciar su sed en él, porque sólo pude probarlo un poquito.
Los ratos de autobús aunque largos son una continuación del camino, tuvimos un rato para ver una película, hubo múltiples entrevistas en directo, disfrutamos los montajes que Javi hizo de las etapas anteriores, los dos “Javieres” del grupo nos agasajaron con caramelos (creo que pasaron la noche en vela envolviéndolos con todo su cariño)... pero a mí me ocurrió algo curioso, en la vuelta me dormí un rato, y de pronto me desperté y es que sólo hacía que escuchar  ¡Quíquiriqui!, ¡Quíquiriqui!, ¡Quíquiriqui!, ¡Quíquiriqui!...  y no sabía realmente dónde estaba, si en mi casa, en Javier... o si era yo parte del gallinero... y es que al final también entoné un ¡Quíquiriqui! como señal del despertar... al nuevo día que tengo por delante.
Compañeros peregrinos, los que vinisteis, los que no pudisteis, los que transitáis por otras sendas diferentes a la mía, os deseo de todo corazón... ¡Buen camino...!

Tenemos 3 comentarios , introduce el tuyo:

  1. Yo también canto un quiquiriquí al nuevo día

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  2. Bonito y esmerado resumen de la etapa.

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  3. "Un peregrino de la vida". Has hecho la exposición genial; que aunque no tuve la dicha de compartirla, me encuentro como si hubiera ido. Pepi

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