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miércoles, 18 de mayo de 2016

Resiliencia y vulnerabilidad

El rincón del psiquiatra
Alejandro Rocamora Bonilla
Psiquiatra


Resiliencia es una palabra que proviene del latín resilire, que significa “volver a saltar”. Es un concepto utilizado en las ciencias físicas para describir “la capacidad que tiene un material para recobrar la forma original, después de someterse a una presión deformadora”. En los años setenta, del siglo pasado, fue utilizado en sociología para describir a las personas que pese a haber sufrido graves trastornos económicos eran capaces de recuperar una estabilidad psicológica, que les permitía afrontar la situación crítica de una forma sana y creadora. Fue en los años ochenta y noventa cuando el concepto se retomó por la psicología para definir la aptitud de las personas que tras haber sufrido graves conflictos (malos tratos en la infancia, pérdidas traumáticas, situaciones familiares claramente disfuncionales, etc.) eran capaces de mantener un equilibrio mental, que les proporcionaba paz y tranquilidad. Así, pues, con esta palabra queremos señalar a todos los individuos que tras la adversidad son capaces de recuperar su bienestar para proseguir con una vida productiva, en definitiva, que han sabido crecer en la crisis .
De aquí podemos concluir que la capacidad resiliente del ser humano, tiene dos aspectos: uno, la resistencia a la destrucción y otro, la capacidad para reconstruir sobre circunstancias adversas. Es lo que en el ámbito coloquial queremos decir con algunos de los siguientes dichos populares: “hacer tripas corazón”, o “sacar fuerza de flaquezas” o “no hay mal que por bien no venga”. Todos ellos lo que están indicando es que la persona tiene un aspecto positivo, que la hace acreedora para superar los tropezones, que se produzcan en su existencia. Desde luego que es una visión optimista de las posibilidades del ser humano y que se centra más “en lo que tiene”, que en lo “que le falta”.   
La resiliencia no la podemos confundir ni con una resistencia total y absoluta al daño, ni mucho menos supone una aptitud para evitar toda situación conflictiva, ni tampoco es una cualidad inalterable del individuo. Es una capacidad de toda persona, que puede desarrollarse o no, y por lo tanto es susceptible de modificación, tanto en el sentido de fortalecerse como el llegar al debilitamiento total.
Cyrulnik (2002) en la conclusión de su célebre libro Los patitos feos insiste  en que la resiliencia “es un proceso, de un conjunto de fenómenos armonizados en el que el sujeto se cuela en un contexto afectivo, social y cultural. La resiliencia es el arte de navegar en los torrentes”.
De aquí se deduce la importancia de la propia biografía de cada persona, pues es donde se ha ido construyendo su característica resiliente.
Una demostración de esto, es un estudio realizado tras los atentados del 11 de septiembre en Nueva York, donde se pone de manifiesto que, si bien en una primera evaluación realizada un mes después de los atentados, la prevalencia del trastorno postraumático en la población en general era de 7,5%, pero seis meses después, este porcentaje había descendido a un 0,6%. Es decir, la mayoría de las personas afectadas por los atentados de las Torres Gemelas había seguido un proceso de recuperación natural, donde los síntomas desaparecen y vuelve a un nivel de funcionamiento normal. Eran, pues, personas resilientes.

Tenemos 6 comentarios , introduce el tuyo:

  1. Me ha gustado la claridad de esta exposición del psiquiatra. Nos hace fácil lo que parece más complicado. es de agradecer

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  2. Resiliencia, palabra pedante donde las haya... no sabéis la pena que da que optéis por este tipo de terminología cursi y decadente.

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    1. Sin acritud,seguro que son las palabras las pedantes o son quien las lee desde su mundo interno?En tu opinión está la respuesta y el camino.

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    2. Sin acritud: pura pedantería.

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  3. La mayoría de las veces las personas que después de un fuerte trauma vuelven a recuperar su equilibrio, para mí son personas que de por sí ya lo tenían. Pepi

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  4. Me apunto a esta reflexión: " es una visión optimista de las posibilidades del ser humano y que se centra más “en lo que tiene”, que en lo “que le falta”.
    GRACIAS PSIQUIATRA

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