El que da, no debe volver a acordarse;
pero el que recibe nunca debe olvidar
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sábado, 23 de octubre de 2010

EN EL TELEFONO DE LA ESPERANZA CAMINAMOS PARA...


Crear lazos, relaciones sanas.

Desterrar las cuchilladas, las insidias.

Andar juntos hacia horizontes amorosos.

Decir las verdades amargas a la cara.

Escuchar a los que tenemos más cerca.

Desnudar envidias, nuestros celos.

Sabernos humanos, inmensamente humanos.

Derribar las estrecheces de las ideologías.

Profesar credos de esperanza.

Creer en quien pone gestos creibles.

Morir a nuestros egos.

Alentar la justicia, la honradez, la bondad.

Rabiar contra la amenaza, el enfrentamiento y la discordia.

Anhelar los puestos gratuitos de la solidaridad.

Ser nosotros mismos.

Inventarnos el cielo.



Así quiere ser el Teléfono de la Esperanza.


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