El que da, no debe volver a acordarse;
pero el que recibe nunca debe olvidar
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martes, 21 de abril de 2015

La ofensa

Pax Vostrum
Beatriz


Esta vez me gustaría compartir con vosotros un cuentito precioso con una gran sabiduría de fondo. Aquí va:

Había una vez un profesor comprometido y estricto, un hombre muy justo y comprensivo.  Al terminar las clases de fin de curso, mientras el maestro organizaba unos documentos encima de su escritorio, se le acercó uno de sus alumnos, y en tono desafiante le dijo:
— Profesor, no sabe lo que me alegro de haber terminado el curso, así no tendré que escuchar más sus tonterías, no tendré que aguantarle más y dejaré de ver su cara aburrida”.
El alumno estaba erguido, con semblante desafiante, en espera de otra respuesta airada de su profesor.   Pero éste respondió:
— ¿Cuándo alguien te ofrece algo que no quieres, tú lo recibes?
— Por supuesto que no. — Respondió el alumno algo sorprendido.
— Bueno, —prosiguió  el profesor—, cuando alguien intenta ofenderme o decirme algo desagradable está ofreciéndome algo. En tu caso, es una emoción de rabia, de rencor, de odio que puedo decidir no aceptar. Es tu emoción y solo tuya.  Si yo me siento ofendido o me pongo furioso, estaré aceptando tu regalo, y yo prefiero quedarme con mi serenidad, mi paz.  Querido alumno, la vida nos da la oportunidad de amargarnos o de ser felices. Tu rabia pasará, pero no trates de dejarla conmigo, porque no me interesa. Para ti toda.   Yo no puedo controlar lo que hay en tu corazón, pero sí lo que yo cargo y llevo en el mío.
El alumno, con lágrimas en los ojos, abrazó al profesor, y sin mediar palabra se alejó con una gran lección aprendida.

Cada día, en cada momento, nosotros escogemos qué emociones o sentimientos queremos albergar dentro de nosotros.  Y lo que elijamos ahora, lo tendremos hasta que decidamos cambiarlo y elegir otra cosa. Tenemos total libertad para ser felices o no, es una decisión y responsabilidad solamente nuestra. ¿Cuál escoges tú? ¿Cuál estás teniendo ahora dentro de ti?
¿Cuántas veces has aceptado la ofensa, el veneno emocional de otros? ¿Y cuántas veces has respondido en el mismo idioma del que te ofende?
No olvides nunca que eres tú, solo tú, quien decide, aceptar o no ese “veneno” del otro, esas emociones o sentimientos del otro, esas ofensas.  Mantente atento y haz que de tu fuente (como en la foto) salga siempre agua dulce.
Un fuerte abrazo amigo/a.

Tenemos 1 comentario , introduce el tuyo:

  1. Maravillosa enseñanza. Siempre hay que saber diferenciar las emociones de los demás de las que uno tiene, y si además son negativas, no permitir que nos entren en nuestro interior, pues nos harán mucho daño. Pepi

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