El que da, no debe volver a acordarse;
pero el que recibe nunca debe olvidar
Blog
jueves, 16 de julio de 2015

Construyendo
mi vida

El rincón del psiquiatra
Alejandro Rocamora Bonilla


Navegando por  INTERNET  me he encontrado con este bello cuento que quiero compartir con todos vosotros. Dice así
“Se estaba construyendo la catedral de Chartres. Los obreros trabajaban afanosamente en las tareas de la costosa y lenta edificación. Un buen día pasó por allí un viandante que se detuvo para observar las obras. El día era en extremo caluroso y, bajo aquel sol de justicia, los obreros trabajaban sudorosos y extenuados. El viandante se dirigió a uno de los trabajadores que, maldiciente y, con el rostro contraído por el esfuerzo y la acritud, levantaba una piedra enorme.
- ¿Qué está haciendo, buen hombre?, preguntó el viajero.
- Ya lo ve, levantando esta enorme piedra. Con este sol abrasador el trabajo resulta insoportable. Esto no hay quien lo aguante. Un día tras otro. Un mes tras otro. Un año tras otro. Unos días, como éste, con calor, otros con lluvia, muchos con frío. Maldito el día en que me contrataron para este trabajo,.
El viandante camina unos pasos y se dirige a otro trabajador que, después de golpear una enorme piedra con el pico, está levantando con gran esfuerzo para colocarla sobre otra.
- ¿Qué hace usted, buen hombre?, pregunta al esforzado trabajador.
Molesto por la mirada del visitante y malhumorado por el terrible esfuerzo que acaba de realizar, contesta mientras se seca el sudor,
- ¿Es que no lo ve? Estoy levantando este interminable muro que, si Dios no lo remedia, acabará conmigo.
El viandante avanza un poco más y se encuentra a un tercer trabajador que está realizando una tarea similar a la de los dos anteriores. Está levantando una enorme piedra para colocarla en el lugar adecuado.
- ¿Qué está haciendo usted, buen hombre?, pregunta por tercera vez el viandante.
El trabajador, sonriente y orgulloso, contesta de manera entusiasta
- Estoy construyendo una catedral”.                                                
La gran pregunta que hoy se me ocurre, querido lector, es ¿cómo estás construyendo la catedral de tu vida?: maldiciendo tu existencia, como el primer obrero, resignado ante tu rutinaria vida, como el segundo o (y es lo que espero) disfrutando pese a las dificultades y conflictos que supone el construir tu propia catedral, que es tu vida. Es la misma labor, pero lo que la diferencia es la actitud que tomamos ante ella.

Tenemos 3 comentarios , introduce el tuyo:

  1. ¡Qué gran lección! Si nos empeñamos en ir por la vida con la cara de vinagre hacia nosotros y hacia los demás, vivimos entre úlceras, si nos empeñamos en resignarnos ante las adversidades considerándolas inevitables, acabaremos taciturnos y sin brillo, pero si ante las adversidades levantamos la cabeza y las afrontamos como cartas de la partida de la vida, ya hemos ganada esa partida porque lo que importa es ir con los ojos abiertos y jugar las cartas que queremos jugar. Como hace el que es consciente de que está construyendo una catedral, su propia vida. Me gusta. Jairo.

    ResponderEliminar
  2. Buena pregunta nos lanza hoy el psiquiatra: ¿Qué estoy haciendo con mi vida?. Una contestación: vivirla de forma consciente y compasiva

    ResponderEliminar
  3. Una gran pregunta. ¿Cómo estás construyendo tu vida?. Hay que pararse y hacernos esta preginta con mas asifuidad. Preguntarnos tanto de lo positivo que vivimos como de lo negativo , debemos reflexionar xq ambas cosas nos van ayudar para seguir avanzando. Pepi en su vida mxas veces ve lo positivo para aceptar lo negativo, no darle tanta importancia, o ver que ella no ha sido la responsable de tal situación.

    ResponderEliminar