El que da, no debe volver a acordarse;
pero el que recibe nunca debe olvidar
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viernes, 24 de julio de 2015

El violín de Paganini

El rincón del psiquiatra
Alejandro Rocamora Bonilla
Psiquiatra
Paganini
Sobre Paganini, uno de los mejores violistas de todos los tiempos, se crearon innumerables leyendas que él mismo se negaba a desmentir. Una de ellas dice así:
Una cierta noche, el palco de un auditorio repleto de admiradores estaba preparado para recibirlo. La orquesta entró y fue aplaudida. El maestro fue ovacionado. Más cuando la figura de Paganini surgió, triunfante, el público deliró.
Breves y semibreves, fusas y semifusas, corcheas y semicorcheas parecen tener alas y volar con el toque de sus dedos encantados. Paganini coloca su violín en el hombro y lo que se escucha es indescriptible.
De repente, un sonido extraño interrumpe el solaz de la platea. Una de las cuerdas del violín de Paganini se rompió. El maestro paro. La orquesta paro. El público paro. Pero Paganini no paro. Mirando su partitura, continúa arrancando sonidos deliciosos de un violín con problemas.
Antes de que el público se serenara, otro sonido perturbador derrumba la atención de los asistentes. El maestro y la orquesta, exaltados, vuelven a tocar. Otra cuerda del violín de Paganini se rompe. El maestro paró nuevamente. La orquesta paró nuevamente Paganini no paró.
Como si nada hubiese sucedido, él olvidó las dificultades y avanzó sacando sonidos de lo imposible. El maestro y la orquesta, impresionados volvieron a tocar. Pero el público no podría imaginar lo que estaba por suceder. Todas las personas, atónitas, exclamaron OHHH!
Una tercera cuerda del violín de Paganini se rompe. El maestro se paralizó. La orquesta paró. La respiración del público se detuvo. Pero Paganini continuó. Como si fuese un contorsionista musical, arranca todos los sonidos de la única cuerda que sobrara de su violín destruido.
La orquesta se motiva. Ninguna nota musical fue olvidada. El maestro se anima.
El público parte del silencio para la euforia, de la inercia para el delirio. Paganini alcanza la gloria. Su nombre corre a través del tiempo. No es apenas un violinista genial. Es el símbolo del profesional que continúa adelante frente a lo imposible.
La moraleja de esta historia es que ante los problemas familiares, laborales, afectivos, de enfermedad o de muerte, etc. siempre nos quedara una última cuerda: un cambio de actitud. Aunque todo parezca que está perdido o no se encuentre ninguna solución a nuestro problema (enfermedad, desahucio, etc) siempre podremos “tirar la toalla” o bien, aceptar la situación, no de forma pasiva, sino de forma creativa, es decir, buscar “esa última cuerda” que te facilite seguir adelante. Despierta el Paganini que existe dentro de ti y podrás seguir “tocando tu violín”, es decir disfrutando de tu existencia, a pesar de las dificultades.

Tenemos 3 comentarios , introduce el tuyo:

  1. ¡Qué gran lección!. ACEPTAR, ACEPTAR, ACEPTAR. Y para finalizar algo maravilloso: "Despierta el Paganini que existe dentro de ti y podrás seguir “tocando tu violín”, es decir disfrutando de tu existencia, a pesar de las dificultades".
    LO ESTOY DESPERTANDO Y ES BONITO

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  2. Extraordinaria exposición, para recordarnos que toda la fuerza está en el interior de cada uno de nosotros.
    Pepi se queda con está frase, para seguir conociéndose, y sacar todo su potencial: "Despierta el Paganini que existe dentro de tí y podrás seguir, tocando tu violín, es decir disfrutando de tu existencia, a pesar de las dificultades.

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  3. Cambiar de actitud: ahí está la clave. No son los hechos lo más importante, es la actitud ante de ellos, por eso tenemos la sartén por el mando. Cómo me gusta. Jairo

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