El que da, no debe volver a acordarse;
pero el que recibe nunca debe olvidar
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martes, 13 de junio de 2017

Entrevista a
Beatriz Campóo Olalla

(II de III)

2º día.- ABRAZO LO QUE LLEGA A MI VIDA
6ª.- Háblanos de los celos, de la envidia, de la timidez, de tus sombras.
Para que exista luz tiene que haber oscuridad, para que haya alegría, tiene que haber tristeza, para que haya día tiene que haber noche…  Vivimos en un mundo dual, y dentro de nosotros aparece también esa dualidad. Luz y sombra.
¿Mis sombras? Muchas: orgullo, inseguridad, timidez, envidia, perfección, vanidad, exceso de optimismo, juicio, compras, ira, vacío, dispersión, miedo...
Te quiero compartir una frase que no es mía y no recuerdo de quién es, pero procuro tenerla presente: Es más sano vivir pensando que me sentiré bien (que todo pasa) aunque a veces me sienta mal, que vivir con la obligación de sentirnos bien en todo momento para poder ser felices.
Sé que puedo ser “feliz”, estar bien teniendo emociones de las que llamamos “negativas”. 
Abrazar lo que llega a mi vida, acoger cada emoción que aparece en mí, sin tratar de racionalizar, justificar, compensar o mirar hacia otro lado si no me gusta es algo que trato de entrenar diariamente. 


7ª.- Háblanos del amor y de tus amores.
EL AMOR PARA MÍ ES ESO QUE TODO LO ABARCA
¡Qué difícil me parece hablar del amor!  Porque en cuanto lo hago, estoy definiendo lo que “ES” según mi interpretación mental del mismo, y esa definición es muy limitada.
El amor para mí es eso que todo lo abarca. Es eso que HAY cuando estoy en esa posición de testigo, de presencia que acoge todo lo que ES, sin juzgar ni etiquetar nada. Es eso que hay y que sucede cuando “dejo” lo mental a un lado.
No es algo que haya experimentado de una manera “brutal” o a través de una “experiencia” cumbre como lo han podido hacer otras personas, pero que sí tengo la certeza en mi corazón de que ES así. Y lo siento en mí cuando más me entrego al silencio y a vivir en atención plena. Es ese abrazo hacia todo lo que hay (independientemente de que mi mente lo juzgue como bueno o malo), esa manera de “ver” la realidad de otro modo del que lo hace mi cabeza y mi ordenador de interpretar la realidad.
También llamo amor a eso que siento por la vida, por las personas (mi pareja, mi familia, mis amigos/as, compañeros, conocidos, no conocidos), por situaciones, por los animales, por la naturaleza, por los objetos… Y no sólo ante “algo”, sino lo que hay cuando me enfoco en mi corazón, respiro y siento la vida. Sí, es eso que es, que hay, cuando siento la vida.
Amor es maravillarme por una puesta de sol, amor es caminar rumbo al trabajo y oler a hierba recién cortada, amor es ver a dos abuelos cogidos de la mano, amor es ver cómo una mujer amamanta a su bebé, amor es un baile, amor es un momento de much a risa, amor es escuchar música, amor es esa sonrisa que se me pone cuando sucede algo “mágico”, amor es cuando veo solidaridad y bondad por parte de las personas, amor es hacer sonreír al otro, amor es mirar un cuadro y maravillarme por cómo alguien humano puede hacer algo así, amor es ver una película que te hace sentir, amor es llorar cuando estoy triste, amor es patalear cuando las cosas no salen como quiero, amor es “abrazar” al de enfrente aunque a mi mente no le guste como es, amor es cultivar compasión en mi corazón, amor es abrazar lo duro de la vida, amor es sentir la vida, saberme vida y poder sentir, sí, poder sentir y emocionarme. Eso es AMOR, eso es VIDA para mí.
8ª.-Háblanos de las personas relevantes de tu vida.
NO SOY ALGUIEN QUE HAYA BUSCADO O BUSQUE UN “MAESTRO” AL QUE “ADORAR”.
Cada una de las personas que están en mi vida son relevantes.
No soy alguien que haya buscado o busque un “maestro” al que “adorar”, “seguir” o “mitificar”, sino que me “empapo” del máximo número de personas que puedo. A veces, tal vez demasiadas, tengo tendencia a querer abarcar mucho. (Y ya sabes lo que dice el refrán… quien mucho abarca…)
Pero bueno, sí hay personas a las que admiro y sobre todo son las que me han ayudado a comprender lo que pasaba en mi interior.
Son personas con un don para poner palabras lo que yo siempre he sentido que ES, pero que no entendía, lo cual ha sido una gran liberación.


Por ejemplo:
- Vincent Guillen. Su libro “Las Leyes Espirituales del Éxito” fue el primer libro que contestó a muchas de mis preguntas.
- Wayne Dyer con cualquiera de sus libros.
- Antonio Blay. Cuando leí el siguiente texto de Antonio Blay me sentí tan identificada…. Yo no hubiera podido encontrar palabras tan acertadas para expresar mi “sentir” en la vida.    
Me aislaba de todo y vivía, vivo, una gran paz y bienestar, pero exteriormente, cuando comenzaba a actuar, a hablar con la gente, a hacer cosas cotidianas, entonces, todo yo funcionaba con los problemas de siempre. Mis problemas eran, esencialmente, un gran miedo y un tremendo sentimiento de inferioridad.  
El resultado de esto es que yo procuraba hacer lo menos posible. Procuraba vivir refugiado en esa zona de bienestar. Este problema de miedo, de malestar, de angustia interior permanente, y de un sentido de inferioridad en relación con todos, es algo que padecía desde toda mi vida, aún no habiendo ningún dado específico concreto”.
Es más, todos los hechos específicos concretos de la vida me ponían enfrente lo contrario.


- Eckhart Tolle.
- Jose María Doria, director de la escuela transpersonal.
- Enrique Martínez Lozano
- Pablo D’ors
- Y tantos otros…
- También mi familia, esos sí son grandes maestros. Estos son los verdaderos maestros que “te ponen a prueba” y te hacen exámenes continuamente.
- Mi ex pareja Pablo fue un gran maestro para mí en muchos sentidos.
- Mi pareja actual Ángel por supuesto. Es un regalo diario y un aprendizaje continuo.
-  Mis amigas y amigos más íntimos y no tan íntimos, que no quiero citar a nadie en concreto porque hay muchos.
- Y como digo, todas las personas que me acompañan en mi día a día y con las que me cruzo. Cada vez que alguien o algo genera en mí una emoción “que me remueve” ese, esa o eso se convierte en un GRAN maestro para mí también.
- Siento que la vida está llena de maestros. Están por todas partes.
9ª.- ¿En qué momentos haces crack y te sientes hundida, desilusionada? ¿Qué te enseñaron tus crisis?


CUANDO APARECIÓ LA AMIGA ANSIEDAD A DARME LA LATA
Me he sentido así en algún que otro momento en mi vida. Los primeros, en las primeras relaciones con chicos en mi época adolescente. Recuerdo el “drama” que suponía que te dejara el chico que tu creías que iba a ser tu príncipe azul. Unas lloreras… Pero esto duraba días y enseguida me volvía enamorar de nuevo… buscando otro príncipe azul al que conquistar y que me salvara e hiciera su reina… ja,ja,ja…, inocente adolescencia. ¿Quién no ha vivido este tipo de dramas?
Ahora hablando en serio, aparte de esto anecdótico, mi mayor crisis llegó estando en Burgos. Llevaba unos tres años trabajando en la administración, como auxiliar administrativo, era un trabajo en el que para nada me sentía realizada, alienante y aburrido. A esto se unió que mi pareja, la cual tenía mucho poder sobre mi felicidad en esa época, se marchó de Burgos a trabajar a otro lugar. En casa el ambiente era muy “conflictivo” por la situación por la que estaba pasando mi hermana en la cual no voy a entrar porque es algo suyo.  Empecé a… de puertas para dentro, a encerrarme más en mí, y lo poco que hablaba e interactuaba era para juzgar y criticar la situación que yo estaba viendo y que quería cambiar.
De puertas para fuera, era un no parar. Solo quería calmar toda esa frustración, todo ese malestar, toda esa ira y enfados con placeres inmediatos. Viajes, compras, restaurantes, fiestas, amigos/as, todo tipo de actividades… He exprimido la vida al máximo y no “me he perdido una”.
Hasta que de repente apareció la amiga ansiedad a darme la lata. A indicarme que algo no andaba bien, a indicarme que no podía seguir así. Fue el piloto automático que se encendió para entrar en boxes.
Fui al médico en varias ocasiones porque yo tenía todo tipo de malestares físicos. En mi cuerpo los sentía de una manera “grave”, pero no encontraban nada. Solo me decían que era ansiedad o quizá depresión y que me tomara pastillas. Jamás se me pasó por la mente hacerlo. Había algo en mi interior a lo que doy gracias que me impedía hacerlo. Así que emprendí una búsqueda más atenta, ¿por qué me estaba sucediendo eso?, ¿qué mensaje tenía para mí esa ansiedad?, ¿cómo podía hacer para sanarme?
Y así, unido a todo lo anterior de lo que te he hablado, empezó mi transformación, mi retorno a casa, mi retorno a lo que ya era.
10ª.- ¿Qué te sugiere esa señora o señor terca/o llamada ansiedad? ¿Cómo se manifestaba en tu cuerpo? ¿Cómo te hizo sentir? ¿A dónde te llevó?
A RECONCILIARME CONMIGO, CON MI VERDADERA ESENCIA.
De primeras me hizo sentir muy mal, porque me molestaba, y como te he contado he sido una buscadora de placer, de diversión, de disfrute, de alegría. Y eso me hacía tener que estar quieta y mirar adentro.
Probé con el reiki, con la acupuntura, aromaterapia, me empapé en un montón de libros, talleres, cursos, yoga, relajación, después me formé como terapeuta transpersonal, como coach, como facilitadora de biodanza…
Todo me llevó paulatinamente a sanar mis heridas, a crecer, a reconciliarme conmigo, con mi verdadera esencia, con lo que soy en el fondo.
11ª.- ¿En qué momento te paras, respiras, y empieza el despertar de Beatriz?
No fue en un momento puntual. Como te comentaba anteriormente, fue algo paulatino. Ya te ha hablado de mi “tendencia natural”, mis demandas interiores, mis anhelos hacia allí desde bien jovencita. Pero sí es cierto, que tras esa época de despiste y de vivir más hacia fuera, llegó la ansiedad para reconciliarme con lo que soy y para llevarme de vuelta a casa.
Necesita experimentar, buscar fuera, probar y una vez sentido que nada de eso me calmaba, tocaba emprender gracias a la ansiedad ese viaje de vuelta a casa. Si no hubiera llegado, no sé dónde estaría yo ahora. Así que bendigo que fuera así.


...mañana la tercera y última parte... 

Tenemos 1 comentario , introduce el tuyo:

  1. Un regalo la entrevista. Gracias Beatriz por "exponerte", creo que puede ayudarnos a vernos.
    Respecto a la angustia, una batalla para muchos, que a veces vuelve, quisiera decir que hay personas que necesitan química: pastillas, y no pasa nada, no son menos valiosas por ello. Lo digo porque puede generar tranquilidad y no culpa el hecho de que a veces no vale sólo con atención plena. A quien le sirva, perfecto, pero si no es suficiente,bendita química que puede normalizar la vida.
    Un abrazo amoroso a quien esté pasando por ese túnel.Luego hay luz.
    Gracias

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