El que da, no debe volver a acordarse;
pero el que recibe nunca debe olvidar
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jueves, 7 de junio de 2018

Convivencia autonómica
del Teléfono de la Esperanza
2-3-junio





Siempre me ha gustado pararme y disfrutar de la naturaleza, al fin y al cabo los seres humanos no somos más que parte de ella. A veces juego con imaginarme el pasado de esos lugares, sus anteriores formas, sus habitantes y las historias y diálogos que pudieran albergar
Ayer estuve viendo uno de esos paisajes que hacen que su contemplación detenga el tiempo, me refiero a las Médulas.
El hecho de estar en nuestra provincia y de que podamos visitarlas con relativa facilidad, no tiene que restar en absoluto mérito a la grandiosidad del panorama.
Como voluntario me sentí identificado con esas montañas, me explico, siempre han estado ahí sin perder su esencia y con la mano tendida dispuestas a prestarse a los demás. En un principio seria lugar de asentamiento de fauna y vegetación, para posteriormente servir de sustento a distintas tribus, fuente de oro para los romanos y actualmente, insisto, un grandioso, derruido y precioso panorama.
Entiendo mi voluntariado como el dar en cada momento lo que soy capaz de dar y a quien pueda ofrecérselo. Soy plenamente consciente de mi evolución, mis limitaciones y esa mochila cargada que siempre llevo, pero por encima de todo está el placer del ofrecer, ofrecerme.
Lo que además hizo especial mi visión de las Médulas desde el mirador de Orellán, es que iba acompañado de otros muchos voluntarios del Teléfono de la Esperanza de Castilla y León.
Y es que este fin de semana nos hemos reunido compañeros de Salamanca, Zamora, Valladolid, Cantabria y León a convivir y compartir un poquito de nuestra vida y nuestras inquietudes.
Nuestro plan como anfitriones era que se sintieran como en casa y de paso enseñarles algo de nuestra ciudad, cultura y geografía. Me imagino que cuando hayan llegado a sus destinos cogerían la cama con sumo gusto, porque hemos tratado de aprovechar sus dos días aquí.
Entre los actos, María Guerrero nos presento su libro “El despertar de la Sirena”, nuestros guías, a quienes quiero agradecer el esfuerzo realizado, nos han enseñado muchas cosas de la catedral, del León de la época romana, de San Isidoro y del monasterio de Carracedo… y por supuesto, también nos hemos adentrado en nuestra cultura “barística”, que para eso somos ciudad gastronómica...
Agradezco a todos mis compañeros el esfuerzo en la organización, ojalá que para otra vez puedan desplazarse mas voluntarios desde sus provincias.
Respecto a mis compañeros de León, felicitaros por vuestro esfuerzo y labor diaria en nuestra Organización, pero también deciros desde mi corazón, que a la mayoría de vosotros os he echado mucho de menos en este fin de semana, eran fechas para saborearlas juntos.
El año que viene no sé donde será la reunión, algo parecido a las Médulas no tendrán, seguro, pero habrá algún paisaje que me permita seguir disfrutando 

Tenemos 2 comentarios , introduce el tuyo:

  1. Desde aquí reitero mis aplausos a los organizadores de la convivencia. Fue un fin de semana variado y completo. ¡Hasta no se pudo disfrutar de todo lo que tenían organizado!
    Me encanto volverme a encontrar con personas que ya conocía, y conocer a otros voluntarios.
    No puedo por menos de agradecer de una forma especial a María Guerrero, por venir a León para la presentación de su libro: "El despertar de las sirenas". El encuentro con ella para mí ha sido algo especial.
    Tuve momentos para estar a mi aire, y otros en compañia.
    En definitiva para repetir. Pepi



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  2. Aunque yo ya no me encuentro en la misma situación en el teléfono, se me acogio por igual, y lo agradezco infinitamente. Siempre me encuentro como en casa, en familia, con la gente del teléfono.
    Yo también eché en falta a muchas personas y a la vez, agradecí pasar unos momentos de nuevo con otras, aunque siempre queda pendiente algun momento con alguna, que espero coincidir para la siguiente.
    Muchas gracias, y en especial a nuestro querido organizador. Un abrazo.

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