El que da, no debe volver a acordarse;
pero el que recibe nunca debe olvidar
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viernes, 15 de junio de 2018

Trashumante

El rincón del optimista
Juan


Felicidades Samuel, hijomajo 

“Hola. Me llamo Santiago. Tengo 89 años, a punto de cumplir 90. Soy de un pueblo de León llamado Prioro donde vivo buena parte del año, aunque ‘de invierno’ vivo en León capital. Dicen que Prioro es el pueblo que más pastores trashumantes hubo de España. Y lo creo. Yo fui también pastor de chaval, desde los 14 hasta los 20 años, que bajaba desde la Montaña de León hasta Extremadura en octubre y volvía a subir en junio. El invierno lo pasaba en la finca de un señor de un pueblo de Cáceres que se llama Torremocha. A partir de los 20, después de pasar la mili (serví en San Sebastián) ya me quedé en el pueblo, me casé, tuve 6 hijos… porque de noche no había muchas cosas que hacer… Tuve ganado, también fui un poco albañil… Había que ganarse la vida como fuera.
En aquellos años de postguerra se pasaba muy mal, fueron años muy duros. Cuando acabó la Guerra yo tenía sólo 10 años. Por la Montaña, en Campos y en Castilla todavía había para comer del gocho, terneros que mataban en casa y pan del trigo que sembraban y la huertina que se tenía, pero para allá abajo la cosa estaba fastidiada. Me acuerdo de ver en ese pueblo que te dije, en Torremocha, a los hombres que se ponían en la plaza para ver si el terrateniente o el dueño de las tierras les cogían de obreros como si fuera una subasta de ganado. Y si no les cogían, pues a pasar hambre.
Qué recuerdos tengo de aquellos años bajando detrás del ganado por las cañadas, los cordeles y las veredas. Cuántas anécdotas no te contaría… Una vez, cuando pasaba por El Casar de Cáceres, vi un árbol lleno de frutos. Me subí a un muro de piedras que había y cogí unas cuantas. Las metí al bolso para comer cuando iba andando detrás del ganado. Yo creí que eran ciruelas o cascabelillos. Cuando metí uno en la boca resulta que eran aceitunas, que estaban verdes y ásperas… la escupí y tiré el resto al suelo. No las conocía en el olivo. Muchos años después, ya jubilado, fui de excursión con el Imserso a Cáceres y me llevaron a ver una fábrica de El Casar que hacían el queso que llaman torta y les dije a los de la fábrica que yo había probado de chaval en ese pueblo unas ciruelas que estaban muy amargas.
Dicen que la mayor parte de la gente de mi pueblo cumple años en primavera, vamos, que nació en primavera. Claro, es porque los padres les hicieron en el verano que era cuando los pastores estaban en casa. Los de la Montaña bajábamos también a Campos a por vino y por trigo; lo cambiábamos por madreñas y aperos de labranza que hacíamos aquí en invierno porque teníamos mucha madera y mucho tiempo.
Si vas a Prioro pregunta por Santiago. La gente me conoce bien sin que le digas el apellido. Mote no me pusieron nunca”.
Conversación entrañable que tuve con Santiago una mañana de mercado en un bar de la Plaza Mayor de León mientras compartimos un vino clarete. Nos conocimos ese día. Me pareció un paisano de un gran corazón. Nos despedimos como si nos conociéramos de toda la vida.
Asín sea.

Tenemos 5 comentarios , introduce el tuyo:

  1. Me ha encantado Juan. Que encuentro inesperado más maravilloso. Casi seguro que os veréis más veces. Para mi hubiera sido un gran regalo en ese día.
    Pepi.

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  2. Hermoso testimonio de nuestras gentes GRANDES Y HUMILDES. Como para un altar!!!

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  3. Tío Santiago !!!
    Buen hombre y buenisima persona, a pesar de pasarlas canutas en la vida siempre con buen humor y una grata sonrisa

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  4. Que regalo!!!!.....Gracias por el recuerdo de los primeros tres años de vida, vividos entre ovejas, corderos, perros,burros, zurrones, pastos, canciones, chiflos, calderetas, lobos, rediles, chozos. Arboles, praos, sol, lluvia....VIDA VIVIDA de instante en instante.

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  5. Como prioreño es un lujo poder ser participe del conocimiento, la experiencia y la vida de una persona de tanto calado. Ojala hubiera muchos homenajes a muchas otras tantas personas como Santiago. ¡Viva Prioro!

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