El que da, no debe volver a acordarse;
pero el que recibe nunca debe olvidar
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domingo, 11 de julio de 2010

SE BUSCA TESORO



BUSCANDO COMO ACABAR CON LOS PROBLEMAS DE FINANCIACION DEL T.E. DE LEON.



En la redacción de este blog hemos recibido una carta lacrada en un sobre verde con la siguiente leyenda:
"Si el T.E. de León quiere resolver definitivamente sus problemas de financiación, abre el sobre".
El Consejo de Redacción, por unanimidad, después de un fin de semana de retiro en las Riberas del Torío tomó la importante decisión de abrir el sobre y acceder a su contenido. En su interior se contenía una hoja de papel de estraza, de ese papel que se utilizaba para envolver los bocadillos, y un plano con el siguiente rótulo: ¿Dónde está el tesoro?. Debajo un jerogrlífico con el siguiente dibujo: una silla de montar y un cepillo de dientes. Después de consultar a los sabios del lugar y leer los viejos tratados manuscritos, desempolvados y en aparente estado de descomposición, sobre los tesoros sin descubrir, llegamos a la siguiente conclusión:
Al T.E. de León se le está ofreciendo pistas para encontrar un tesoro inmenso que llene de una vez por todas sus exíguas arcas y que incluso pueda contribuir al aggiornamento de las sedes hermanas de Salamanca y Valladolid.

La silla de montar hablaba de un caballo y el cepillo de la dentadura del animal, toda ella de implantes de oro y piedras preciosas.

Decidimos iniciar urgemente la búsqueda, con la única compañía de una cacha. Los primeros equinos que encontramos embriagaron nuestro corazón de emoción, y como si fuéramos Franciscos de Asis les pedimos que nos enseñaran sus hermosas dentaduras y poder comprobar si ellos albergaban el tesoro escondido por los siglos de los siglos. Con decepción comprobamos que estas caballerías no albergaban dentadura postiza alguna de oro ni de piedras preciosas, pero sí furibundos deseos de dar un par de dentalladas a estos intrépidos aventureros.



El segundo animal que fue objeto de nuestra visión fue un hermoso y elegante caballo blanco, como el de Santiago. Al llamarle por su supuesto nombre "Santi" no recibimos contestación alguna. A base de simpatía, de lanzarle besos y de acercar nuestro cuerpo contra el suyo, conseguimos verle su afilada dentadura, con unas manchas que señalaban unas caries pronunciadas, pero sin haber sido selladas con material valioso alguno.
Algo tristes y cabizbajos decidimos continuar nuestra búsqueda. Los testimonios gráficos que ofrecemos dan fe de la labor emprendida por estos blogeros, pero estamos decidimos a encontrar el tesoro oculto en la dentadura de cualquier equino.

Pedimos, rogamos, suplicamos, a todos los que lean este mensaje, sin duda encriptado, que a través de sus comentarios a pie de de página nos comuniquen la existencia de cualquier animal sospechoso que pudeira albergar tan importante tesoro. Que nadie, por favor, cometa la imprudencia de intentar con sus manos abrir las bocas de tan fieros animales y si lo quiere intentar le sugerimos que lo haga con unas hojas de alfalfa entre las manos, para engañar a tan elegante criatura.

Sé discreto con esta información y si descubres algo, nos lo cascas.

Las fotografías son el mejor testimonio de la búsqueda del tesoro, aún no encontrado, por uno de nuestros reporteros.

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