El que da, no debe volver a acordarse;
pero el que recibe nunca debe olvidar
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viernes, 23 de octubre de 2015

Camino desde Roncesvalles

Javi

Esta es la crónica de nuestro viaje a Roncesvalles, un viaje apasionante e ilusionante.

Como os digo, arrancamos temprano el sábado porque el viaje iba a ser largo pero, ya a estas horas el ambiente que se respiraba era de una gran alegría.

Nos dio tiempo a dar alguna cabezadita, a conversar, a escuchar algún poema de Blas de Otero, a conocer la historia de la zona por donde íbamos a transitar, a darnos cuenta que llegar a Roncesvalles costaba lo suyo.

¡Por fin llegamos! Aquí, en Roncesvalles, nos dimos nuestro abrazo de bienvenida, nos hicimos nuestra foto para la posteridad y nos dispusimos a comenzar nuestra etapa. ¡No había tiempo que perder!

Las nubes iban disipándose y el buen día nos iba a acompañar.

Quisimos comenzar a caminar en silencio, pensando en qué sería lo que queríamos ir dejando o desprendiéndonos en este camino, qué era lo que ya no nos iba a hacer falta.

Al mismo tiempo contemplamos la belleza de la naturaleza, los senderitos por los que caminábamos, los  pueblos tan bellos y cuidados que cruzamos, los contrastes de colores de las praderas y de las hojas secas del otoño.

Mas adelante nos agrupamos y decidimos ir de dos o de tres y hablar de nuestra experiencia.

Así rápido llegó la hora de la comida.

La tarde fue un poquito más dura por las continuas subidas y bajadas que iban haciendo mella en nuestras piernas pero no por eso menos atractiva e interesante.

Y así llegamos a nuestro punto final de la etapa que no era otro que Zubiri, cuyo puente nos dio el recibimiento.

Empezaba a anochecer, los rostros reflejaban el cansancio aunque no faltaba el buen humor.

Necesitábamos ya descansar y reponer fuerzas, pero todavía hubo tiempo para bailar una de nuestras danzas favoritas y para aprender los distintos tipos de abrazos que existen y lo bien que te sientes cuando recibes uno.

El domingo, una vez repuestas las fuerzas, nos dispusimos a comenzar la etapa con algunas gotitas de agua, que enseguida cesaron y el día estuvo genial, con una temperatura maravillosa, así que pudimos contemplar la niebla entre montañas, el olor de la hierba húmeda, la paz y la serenidad que da el caminar por minúsculos senderos, las arboledas que nos iban acogiendo y cubriendo...

Nuestra intención era acabar la etapa para la hora de comer y así fue.

Nos quedó un huequecito para conocer algunas de las calles y lugares emblemáticos de Pamplona antes de regresar a León.

Un viaje que se hizo relativamente corto entre ver una película, las entrevistas, los cuentos y poemas de algunos de vosotros, que tan bien sabéis contar.

Regresamos cansados pero con las pilas muy cargadas. El encontrarte, convivir, caminar, compartir unos días con personas a las que quieres y que notas que te quieren, con personas a las que te sientes cada vez mas unido... son miles los detalles que vamos compartiendo juntos. Notas el ambiente de confianza, de sinceridad, de amistad, de complicidad que hay, el ambiente que se respira de alegría, de sonreír, de pasarlo bien.

El tiempo de silencio interior, de escucha de la naturaleza, el tiempo que te dedicas a ti.

Los momentos de compartir, de caminar, de tender tu mano a otra persona, de ir en la misma dirección. De acoger a todos y que todos se sientan a gusto, la paz que te aporta el camino, el dejar a un lado el estrés, las preocupaciones, los problemas.

Ese pinzamiento o ese  dolor que te impide seguir caminando, así como todos esos pequeños detalles o gestos como un abrazo, ofrecerte una flor, contar un cuento, cantar una canción o dar las gracias, todas estas cosas que parecen tan sencillas son maravillosas y son muy grandes.

Cuando inicias una aventura como esta, te pueden tachar de loco –levantarte un sábado sobre las cinco de la mañana, viajar hasta Roncesvalles, nada menos,  caminar sábado y domingo y regresar para León a las once de la noche y el lunes a trabajar–, ¿dónde está el premio?

Para mí... ¡la satisfacción con la que vuelvo!

Dentro de unos días nos vamos a ir a hacer la siguiente etapa...  ¡ANÍMATE!

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