El que da, no debe volver a acordarse;
pero el que recibe nunca debe olvidar
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domingo, 18 de octubre de 2015

Palabras
para la reflexión

La Escribana del Reino
M. E. Valbuena

Quien a buen árbol se arrima... Foto Jesús Aguado

Uno de los protagonistas de una novela de Murakami le dice a otro, en un momento de confidencias, que no se líe con mujeres estúpidas porque se volverá estúpido también, pero que tampoco lo haga con mujeres demasiado buenas, porque entonces no podrá volverse atrás y se perderá, lo cual es mucho peor.

Cuando lo leí, me llamó tanto la atención, que interrumpí la lectura del libro y me dediqué durante ese día a dar vueltas al sibilino consejo que encierran estas palabras.

Al margen del contenido machista -que lo tiene y mucho- del barniz clasista que envuelve tal argumento y de la naturalidad con la que se expresa (no olvidar que es cultura japonesa) hay algo de razón en él.

Mi experiencia me ha demostrado que si nos rodeamos de gente estancada, que ni quiere moverse ni quiere avanzar, probablemente acabaremos como ella, por múltiples razones: miedo, pena, comodidad, lento convencimiento, temporización… El inmovilista ni cambia ni quiere cambios de otros a su alrededor. Al final, el acompañante se vuelve tanto o más inmovilista. Supongo que sus compensaciones tendrá.

Pero si nos rodeamos de punteras, de esos que arriesgan y van un paso por delante del resto, seguramente nos dejemos arrastrar por su ilusión y su ímpetu y perdamos, enrollados en su ritmo, nuestra perspectiva para intentar captar la de ellos. Nos perderemos, claro, pero porque habremos visto.

Y quien ve, no puede dejar de ver.

Tenemos 5 comentarios , introduce el tuyo:

  1. Cierto. Quien ve no puede dejar de ver.

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  2. ¿Qué ocurre cuando ves demasiado y todo te abruma ?

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    Respuestas
    1. Observa, respira, contempla... Ya se podrán las cosas en su sitio. Lo que no entiendas hoy lo entenderás mañana.
      La escribana

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  3. Creo que cada uno se tiene que marcar su propio ritmo. Pepi.

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  4. Hay gente que ni se mueve ni deja moverse. Te tienen en un puño y encima quieren que seas feliz así. Ni te dejan ver porque no les interesa que veas.

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