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martes, 20 de octubre de 2015

Claves para el manejo de la agresividad

El rincón del psiquiatra
Alejandro Rocamora Bonilla
Psiquiatra


La agresividad es algo consustancial a  la naturaleza humana. Pero desde una perspectiva psicodinámica incluso la carga de agresividad maligna se puede reconvertir y ser un factor de crecimiento y desarrollo para el individuo. Lo negativo no es el potencial de agresividad destructiva de una persona, sino su falta de exteriorización y de expresión de forma saludable. Por esto, lo negativo no es el que el "niño sea agresivo", sino que no encuentre el camino para poder descargar sanamente su potencial destructivo.
Solamente a modo indicativo, mostraremos algunas conductas (unas más sanas que otras)  que el individuo puede elegir como salidas de su agresividad:
* la catarsis verbalizada y el movimiento catártico (el juego y el deporte):  es decir, proporcionar un ambiente o entorno familiar y social en el que la expresión de la agresividad, a travès de la palabra, sea un sentimiento más que se pueda compartir, como por ejemplo, el estar triste o feliz. Crear un clima familiar en el que la emoción (pena, alegría) se pueda expresar, pero también la rabia, los celos, la agresividad. "No te queremos menos por tu acto agresivo; te queremos más porque has sido capaz  de expresarte y reconocer tu fallo". Este podría ser un buen lema para una familia sana. En definitiva, los padres, como catalizadores del desarrollo humano de sus hijos, deberán facilitar  la libertad de sentir, no solamente la libertad de pensar y de  actuar.
En este encuadre se comprende lo beneficioso del deporte o los juegos, sobre todo al aire libre. Y en este mismo contexto se sitúa la conveniencia de los "juguetes bélicos" (dentro de un orden), como forma de vehiculizar la agresividad infantil.
* la profesión: en este último sentido es como se pueden considerar algunas de las profesiones " más agresivas”: carniceros, cirujanos  o  profesiones  de alto riesgo (toreros, trapecistas, etc.). Desde esta perspectiva podemos considerar estas profesiones como una manera humanitaria o lucrativa de reconvertir el potencial de agresividad.
* la sumisión: sobre todo un comportamiento "excesivamente sumiso" puede ser la otra cara de la agresividad maligna. El mecanismo profundo e inconsciente sería este: "tengo tanto miedo de mi alto nivel de agresividad que lo transformo en pasividad y en bondad".Puede ser una salida válida hasta que algún acontecimiento provoque una reacción desproporcionada entre el estímulo y la respuesta. En ese momento el enigma se aclara: "esta persona es más agresiva de lo que me esperaba".
* favorecer la autoestima: dos ideas básicas: cuando el niño triunfe (haber realizado un buen examen, haber hecho un buen partido de fútbol o una acción de solidaridad, etc.) no echarle un jarro de agua fría con comentarios como: " está bien, pero no te duermas en los laureles"; cuando fracase, apoyarle con palabras de aliento, transmitiéndole que lo queréis no por lo que hace (buenas notas) sino por lo que es  vuestro hijo.
* educar para la solidaridad: todo lo que sea potenciar la parte positiva del individuo (el compartir, el ayudar al otro, el sentir con el otro,  el respetar al otro, etc.) es una manera de combatir la agresividad, ya que esta solamente se neutraliza  con el amor ( pulsión del eros ).
¿Es evitable la agresividad? Es la misma cuestión que Einstein formuló en 1932 a Freud: "¿Qué  podría hacerse para  evitar a  los hombres el destino de la guerra?"  La respuesta fue drástica y desalentadora : "las guerras entre los hombres son, en la pràctica, inevitables".

Tenemos 3 comentarios , introduce el tuyo:

  1. Suena un poco fuerte eso de "que las guerras son inevitables". Voy a pensarlo.

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  2. La mayor parte de las ideas que el hombre tiene sobre sí mismo son falsas, y en la entrada de hoy se ven perfectamente.

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  3. Me parece vital saber encauzar las emociones, y así evitar el reprimirlas, pues es muy dañino para nuestra salud emocional. Pepi.

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