El que da, no debe volver a acordarse;
pero el que recibe nunca debe olvidar
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jueves, 21 de diciembre de 2017

No hace mucho.
No muy lejos

El rincón del psiquiatra
Alejandro Rocamora Bonilla
Psiquiatra


Hace unos días he tenido el privilegio de visitar la exposición sobre el campo de concentración de Auschwitz, que se ha abierto en Madrid. Más de 600 objetos originales se exponen en la primera exposición itinerante sobre Auschwitz: allí está el pijama de rayas, las literas donde dormían los prisioneros, las maletas que llevaban los judíos, sus cucharas, y un largo etcétera. Durante más de tres horas pude rememorar el horror de aquel lugar, y a través de imágenes, objetos y de sonidos experimenté la tragedia de aquellas personas.
Uno no comprende cómo el ser humano puede llegar a esa barbarie; cómo es posible que el odio pudiera transformar a la persona en verdugo de sus  propios vecinos y compatriotas; cómo es posible, en fin, que la persona se comporte peor que los animales más salvajes.
“No hace mucho. No muy lejos”, reza el lema de esta exposición. Y aunque es verdad que estamos a años luz de aquellos terribles días, también hoy sufrimos los atentados terroristas, las guerras fratricidas, y a otro nivel,  la intolerancia entre amigos, la homofobia, el poder del más fuerte y la sinrazón en la convivencia. Como muestra la violencia de género.
En estos días de luces de colores, de serpentina y de deseos de felicidad navideña se pone también de manifiesto que el ser humano puede ser cordero, pero también lobo, como decía E. Fromm.
Este pensamiento también está latiendo en el libro angustioso y esperanzador de V. Frankl, “El hombre en busca de sentido” sobre su permanencia precisamente en un campo de concentración nazis. Este autor nos dice que el hombre puede ser un ángel o un demonio, incluso en los mismos campos de concentración esto se producía: así mientras unos iban cantando salmos a la cámara de gas, otros torturaban incluso a los más débiles. Dentro del horror de esos campos de concentración, había personas que mataban y mutilaban por ninguna razón, pero también existían otros, como el P. Kolbe, franciscano que se ofreció a morir por otro preso que tenía mujer e hijos.
Amor y odio son los dos railes por donde camina nuestra existencia. El día que el amor sea mas fuerte que el odio, a nivel universal, ese día la humanidad será una eterna navidad. Ese día será imposible la repetición del horror de Auschwitz.

Tenemos 1 comentario , introduce el tuyo:

  1. "Amor y odio son los dos railes por donde camina nuestra existencia. El día que el amor sea mas fuerte que el odio, a nivel universal, ese día la humanidad será una eterna navidad. Ese día será imposible la repetición del horror de Auschwitz".
    Llegar a esto seria maravilloso. Lo comparto totalmente. Pepi

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