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pero el que recibe nunca debe olvidar
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lunes, 24 de junio de 2019

Sexualidad y diversidad funcional

El psicólogo al habla
Miguel Ángel Cueto
Psicólogo

La necesidad de afecto y de intimidad es inherente a la naturaleza humana y tener cubierta la necesidad sexual contribuye a mantener el equilibrio psicológico y emocional. Las personas con discapacidad o diversidad funcional suelen tener sus necesidades sexuales frustradas por no ser reconocidas ni valoradas por personas de su entorno.
Históricamente se ha considerado a las personas con discapacidad como personas asexuadas. Se ha pensado que no tendrían que formar pareja, casarse, tener hijos... No obstante, manifiestan emociones e impulsos sexuales similares a las de los demás. Las familias muchas veces se centran en la educación y la rehabilitación motriz, lenguaje, conductas, habilidades de la vida cotidiana… olvidando que estas personas también necesitan recibir educación afectivo-sexual.
Se ha valorado el concepto de sexualidad sólo con finalidad reproductiva pensando que las personas con diversidad funcional no son aptas para casarse y cuidar de sus hijos. Sabemos, igualmente, que la población con discapacidad es la que mayores abusos y agresiones sexuales padece por lo que una educación afectivo-sexual en dicho colectivo podría ayudar a evitar los riesgos. Apoyar a la familia en el desarrollo de la sexualidad de la persona con diversidad funcional ayudaría a superar mitos y tabúes educativos e integrar a dicha persona en una sociedad de la manera más igualitaria posible.
Las personas con discapacidad tienen los mismos derechos que las personas que no los tienen.
Toda formación debe dirigirse y adaptarse al tipo de diversidad funcional (intelectual, sensorial, daño cerebral, enfermedad mental…). Se debe apoyar a estas personas informándoles sobre afectos y sexualidad, que desarrollen habilidades interpersonales para integrarse socialmente, fomentar actitudes positivas hacia la sexualidad propia y la de los demás. Es importante aceptar su derecho a la privacidad e intimidad y asegurarles la protección y la autoprotección. Los padres deben ayudar a satisfacer las necesidades interpersonales de sus hijos/as. Primero como agente de modelado de las relaciones en el ámbito familiar y, después, proporcionar refuerzos contingentes a las pautas comportamentales de su hijo/a.
Los derechos sexuales
Las personas con diversidad funcional tienen derecho a recibir información y ayuda en el área sexual. Ser protegidos contra el abuso, violación o acoso. A poder explorar su cuerpo y a descubrir sus posibilidades de placer sexual. A poder mantener relaciones sexuales, formar pareja, elegir su estado civil y tener o no descendencia en función de sus capacidades y posibilidades.
Pero hay una serie de obstáculos que se encuentran en cuanto a su sexualidad. Inicialmente suelen ser ellos mismos los que los ponen dado que suelen presentar actitudes negativas hacia su propia sexualidad, sin considerar que tienen las mismas necesidades emocionales y sexuales que una persona sin diversidad funcional. Suelen presentar un déficit de autoestima y confinamiento elegido a un mundo de frustración y soledad. La creencia de que no poseer un cuerpo completamente sano y/o normalizado puede interferir su conducta sexual, incluso su función reproductiva. Por otro lado, existe una falta de demanda a profesionales en cuanto a sus problemas sexológicos. Existe, igualmente, una falta de reconocimiento social y familiar al derecho de una sexualidad libre y falta de aceptación o de colaboración de la pareja, cuando esta existe.

Nota de la redacción. Agradecemos a Miguel Angel los artículos que ha publicado en este blog. Con ellos hemos aprendido a normalizar algunos aspectos de nuestras propias vidas. La tarea es permanente, porque la vida es continuo aprendizaje. Hoy le despedimos y le damos las gracias por su colaboración. Seguimos en camino.

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