ENCAUZANDO LAS EMOCIONES

 Hace más de siete años, cuando terminaba mi vida laboral, me propuse dedicarme al voluntariado y elegí, por el consejo de una buena miga, entrar en el Teléfono de la Esperanza, que en aquellos tiempos iniciaba su andadura en León. Me sorprendió y disfruté de la extraordinaria formación que se daba a los voluntarios, pero esa fue mi única visión del alcance del Teléfono, ya que entonces no necesitaba más que conocerme mejor para conocer y ayudar a las personas que lo necesitaban.

 

Sólo hace poco más de un año que mi vida cambió al morir mi mujer y pocas semanas después me ofrecieron, y acepté, pasar a ser usuario del Teléfono en un taller llamado “Elaboración del duelo”. La experiencia fue dolorosa para todos los que participamos en ella, pero muy beneficiosa también, y como mi duelo aún no había terminado, me apunté a este taller -"Encauzando las emociones"- del que me he beneficiado hasta el día de hoy, con el objetivo de ser cada día mejor persona. El texto sin duda es bueno, aunque tenga tantas erratas, pero lo que ha sido enriquecedor para mi han sido vuestras aportaciones que me han permitido verme a mí mismo desde distintas ópticas y así conocerme mejor. Me he sentido en todo momento escuchado, respetado, comprendido y aceptado, por lo que me he encontrado con vosotros mejor que en mi casa. Gracias a todos.

Pero no sería justo si no mencionara también, con todo mi reconocimiento y admiración, a quienes nos han conducido durante este tiempo, pues si bien, me han mandado callar innumerables veces cuando intervenía en demasía, siendo mi intención buena, la participación, la suya era todavía mejor, llevarnos a todos a buen puerto, y para mí, que lo han conseguido. Os quiero

Alberto Lorenzana