El que da, no debe volver a acordarse;
pero el que recibe nunca debe olvidar
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viernes, 9 de agosto de 2013

QUIEN AMA, YA NO NECESITA PERDONAR


El Budha estaba meditando junto con sus discípulos cuando, de repente, un hombre empezó a insultarlo y a intentar agredirlo.
El Budha salió del silencio y, con una sonrisa plácida, envolvió al agresor con infinita compasión. Sin embargo, los discípulos reaccionaron violentamente, atraparon al hombre y, alzando palos y piedras, esperaban la orden del Budha para darle su merecido.
El Budha, sin embargo, les ordenó que lo soltaran. Luego, dirigiéndose al agresor, le dijo con suavidad y convicción:
— Mire lo que provocó en nosotros: nos expuso como ante un espejo, para que pudiéramos ver nuestro rostro. Desde ahora le pido por favor que venga todos los días, a probar nuestra verdad o nuestra hipocresía. En un instante yo lo llené de amor, pero estos hombres que hace años me siguen por todos lados, meditando y orando, demuestran no entender ni vivir el proceso de la unidad, y quisieron responder con una agresión similar o mayor a la recibida.
Regrese siempre que desee. Todo insulto suyo será bien recibido, como un estímulo para ver si vibramos alto, o es sólo un engaño de la mente esto de ver la unidad en todo.
Cuando escucharon esto, tanto los discípulos como el hombre se retiraron de la presencia del Budha rápidamente.
A la mañana siguiente, el agresor se presentó ante el Budha, se arrojó a sus pies y le dijo en forma muy sentida:
— No pude dormir en toda la noche;  la culpa es muy grande. Por eso, le suplico que me perdone y me acepte junto a usted.
El Budha, con una sonrisa en el rostro, le dijo:
— Usted puede quedarse con nosotros ya mismo; pero no puedo perdonarlo.
El hombre, muy compungido, le pidió por favor que lo hiciera, ya que él era el maestro de la compasión, a lo que el Budha respondió:
— Entiéndame: para que alguien perdone, debe haber un ego herido; solo el ego herido –la falsa creencia de que uno es la personalidad- es quien puede perdonar. Después de haber sentido odio o resentimiento, se pasa a un nivel de cierto «avance», con una trampa incluida: la necesidad de sentirse espiritualmente superior a aquél que en su «bajeza mental» nos hirió. Sólo alguien que sigue viendo la dualidad, y se considera a sí mismo muy «sabio», perdona a aquel «ignorante» que le causó una herida.
Y continuó:
— No es mi caso; yo lo veo como un alma afín, no me siento superior, no siento que me haya herido, sólo tengo amor por usted; no puedo perdonarlo, sólo lo amo. Quien ama, ya no necesita perdonar.
El hombre no pudo disimular una cierta desilusión, ya que las palabras del Budha eran muy profundas para ser captadas por una mente todavía llena de turbulencia y necesidad y, ante esa mirada carente, el Budha añadió con comprensión infinita:
 Percibo lo que le pasa; vamos a resolverlo: necesitamos a alguien dispuesto a perdonar. Vamos a buscar a los discípulos; en su soberbia, están todavía llenos de rencor, y les va a gustar mucho que usted les pida perdón; en su ignorancia, se van a sentir magnánimos por perdonarlo, poderosos por darle su perdón. Y usted también va a estar contento y tranquilo por recibirlo, va a sentir un reaseguro en su ego culpabilizado. De esta manera, todos quedarán más o menos contentos, y seguiremos meditando en el bosque, como si nada hubiera pasado.
Y así fue.

Tenemos 2 comentarios , introduce el tuyo:

  1. Quien llega a la sabiduría del Buda ha alcanzado la felicidad porque su vida es puro amor. No se enoja por el trato recibido, no espera nada, nadie es capaz de insultarlo, él es el dueño completo de su vida. Enorme enseñanza. Norecic

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  2. Pepi piensa que personas que pueden ser como el buda, son algunas de las que están en conventos de clausura, entregadas, a la meditación, a la espiritualidad,etc.,etc., pero la parece difícil que existan personas en la sociedad en la que vivimos, con tantas: envidias, agresividades, indignaciones, falsedades........................

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