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pero el que recibe nunca debe olvidar
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miércoles, 13 de noviembre de 2013

A MIS AMIGOS EN EL ARTE DE AYUDAR

"La libertad segura", fotografía de Jesús Aguado

            Hay un tiempo para agarrar y un tiempo para soltar.

            ¡Cómo dudar que el horizonte de cualquier sana educación es la autonomía y el valerse por sí mismo!. Hasta aquí todos o casi todos de acuerdo. Es importante la dirección a la que  apunta cualquiera de nuestras acciones o empresas. ¿Para qué sirve la utopía?, le preguntaron un día al sabio de Mario Bendetti: “para alumbrar”. Sí, sin dirección vamos dando tumbos por la vida. Inconscientes. Inconsistentes.

            Una vez dado a luz el horizonte a donde queremos llegar, ¿cuáles son las etapas de ese camino?. ¿Cómo alcanzar la autonomía emocional?

            A veces siento que nos complicamos la vida en exceso y más que estudiar sesudas monografías o hacer másteres carísimos por no sé qué facultad, lo que necesitamos es ojos para ver. Sin duda vamos por la vida con la mirada empañada, con filtros previamente fabricados, filtros que nos dan seguridad, pero filtros al fin y al cabo. ¿Qué hacen los animales para educar a sus criaturas?. Durante un tiempo van por delante, les dan todo, les cuidan, les protegen y les dan el calor y el abrigo que precisan. Pareciera que los hacen dependientes. Pero no es así, son sabios y conocen su debilidad y son conscientes de que dejarlos a la intemperie en los primeros tiempos es exponerlos a una muerte segura. Sin plumas firmes es absurdo que las aves intenten volar.  Sin patas fuertes, sin estómagos preparados, los animales no pueden ser independientes y libres. Es la dependencia absoluta de los suyos lo que les prepara para la soledad, el frío y el dolor de la libertad. Y esta etapa de la vida es necesaria, diría  que  imprescindible.

            El Teléfono de la esperanza acoge a todo tipo de personas, especialmente a los desvalidos, desprotegidos, los rotos, los caídos, los sin nada emocionalmente. Sus patas son inseguras. Sus plumas están mojadas. ¿Cómo pretender que en dos días echen a volar y sean libres y autónomos? Es un tiempo para acoger,  agarrar, calentar, fortalecer y dar la mano. A primera vista podría parecer que caminamos en dirección contraria a nuestro objetivo. No es así. No es así. Esta etapa es dura, sombría, discreta, entraña riesgos, crea afectos, dudas, y estalla por los aires nuestras zonas de confort. Es un momento especialmente creado para dar calor y ternura, para amamantar. En el Teléfono de la esperanza tenemos que aprender a amamantar a las personas que llegan a nuestra puerta tiritando de frío o con ladridos en su alma por el vacío, la soledad y la tristeza. ¿Qué hacer si alguien se cuelga de ti? Nada, no hay que hacer nada. Entenderlo. Aceptarlo. Tal vez sea bueno que por un tiempo sea así, sea así.  ¡El que ha vivido en el frío permanente no quiere salir de sus primeras sensaciones de calor!

            No tengamos miedo  a esta etapa. Sepamos acogerla. Abrazarla. Asumamos riesgos. Son los riesgos del cariño, del afecto, del interés, del corazón. De la mejor dependencia. Del apego saludable.

            Y sólo después empieza el tiempo de soltar, saltar, desprender, rasgar, romper, salir. Es el tiempo de la libertad. ¡Ojalá ya sin la necesidad del Teléfono de la esperanza!

Valentín Turrado

Tenemos 4 comentarios , introduce el tuyo:

  1. Valiente y atinada reflexión. Cuando alguien está muy herido, muy dolido, muy jodido...necesita un tiempo de acompañamiento para que no se dañe en las encrucijadas. Ese tiempo es tiempo de escuchar sobre todo y también de aprender esos mínimos que no te dañe la necesidad de decidir. La dificultad puede surgir en determinar el momento del desapego, bien por exceso bien por defecto. Pero los orientadores del TE saben que tienen que ayudar a ese desapego y ellos, con la persona ayudada, tendrán que elegir el momento. Me parece que no puede ser de otra forma. Norecic

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  2. Maravillosa exposición: clara, concreta y concisa Valentín.
    Así es lo que nos da el T. de la E.: enseñanzas, escuchas, etc, porque su finalidad es que lleguemos a alcanzar la salud emocional; pero a la vez haciéndonos ver, que si nosotros no continuamos trabajando todo lo que nos han enseñado en los grupos, cursos o talleres, la asistencia a los mismos no ha servido para nada. Experiencia de Pepi.

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  3. Hola Valentin, estoy de acuerdo , en muchas de las cosas que has dicho. Y en primer lugar agradecer lo que estais haciendo una ONG, como la vuestra.
    Me parece que cuando uno esta dañado, en doce sesiones, del grupo no sacas las herramientas necesarias, para que mejore, mejore tu confianza en el grupo.
    SI CONFIANZA (ademas de cierto calor de grupo). Cuando hay un clima especial en un grupo....donde la gente, lo que tiene dentro no se atreve a sacarlo en las primeras sesiones y hay momentos y personas con problemas o silencios internos durante años.....y vas un dia y lo cuentas, pero ya casi esta acabando el grupo. )la herida sangra y la hechas barro y verguenza para que pare.
    Y te vas a otro grupo, que seguramente tambien te haga falta, en este curso son situaciones mas o con menos carga, emocional, y sales perfecto de esas 12 sesiones.
    Pero eso que contaste que cerro en falso, y lo has contado por un clima que se creo en el grupo, que en otros no me plantee, decir nada..... "aprendi del tema", o lo hablo al principio o no lo hablo (cuesta mucho, habrirse en determinadas cosas con un grupo de gente, que aun pasando verguenza....se combirtio en grupo, al principio, son personas individuales, que nos vamos tanteando. Igual no era el momento, pero puede salir uno muy herido y con la sensación de verguenza y te dices ¿para que cuentas nada ?. Despues de haber dicho esto , tambien digo, que tenemos que estar agradecidos a una ONG (que seguramente estara pasando por problemas economicos graves , segun esta la cosa, y ahi estan dando, lo mas bonito que se puede dar (su ser, su tiempo), gracias.
    Fernando

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  4. Me alegro Fernando que el Teléfono te haya ayudado y te siga ayudando. TODO ES UN PROCESO. A veces necesitamos correr y a veces sentarnos, pero el camino es todo: cuando corres, cuando andas y cuando descansas. Un abrazo. Valentín

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