El que da, no debe volver a acordarse;
pero el que recibe nunca debe olvidar
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domingo, 11 de mayo de 2014

LA ESCRIBANA DEL REINO


-Miradas-

         Cada día nos cruzamos con cientos, con miles de miradas. Miradas que se detienen en las nuestras, que nos ignoran o que pasan como queriendo no pasar. Miradas que transmiten y que no.

         Hay miradas de altanería, de orgullo, de satisfacción, de amargura, de tristeza, de mala leche, de mal de ojo, de envidia. Las hay también de alegría, de acogida, de comprensión, de sorpresa…

         Pienso hoy en la dulzura de esa mirada que nunca descubrí. Dulzura derramada en otros ojos que no fueron los míos. Posiblemente porque los sentimientos no siempre son claros y, diciendo una cosa, queremos decir otra. O porque la herida del corazón nos juega malas masadas y, en lugar de querer queriendo, malqueremos.

         Lo cierto es que no vi dulzura en su mirada, donde otros sí la vieron. Tal vez miré sin ver, porque me dolía demasiado. O viendo, no quise mirar por la misma razón.

         Hay miradas que no se olvidan, tan cargadas de sentimientos como están, que se quedan suspendidas de nuestra retina in saecula saeculorum y que se clavan como alfileres en el alma. Por muchos años que pasen no borramos su intensidad ni su fuerza.

         Y otras que, por no haberlas recibido nunca, recreamos en nuestra imaginación y anhelamos continuamente, sin acabar de aceptar que no eran ni serán para nosotros, mal que nos pese.

                                                                           M.E. Valbuena

Tenemos 8 comentarios , introduce el tuyo:

  1. Hay miradas que no se olvidan..... Nunca.

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  2. Las miradas que me ignoran, esas realmente me hacen mucho daño.

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  3. En mi vida he recibido miradas muy dolorosas, pero Pepi las que tiene muy presentes son las de los bebes, que aumentan: su paz, bienestar, sensibilidad.

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  4. Hay miaradas que sin decir palabra lo dicen todo

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  5. Hay miradas que te buscan para decirte ¡ánimo, adelante!.
    Hoy me quedo con esas miradas.

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  6. Anhelamos una mirada que no tuvimos y dejamos de apreciar las que hoy nos rodean. Cuando aprenderemos a vivir en el presente.

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  7. Las miradas son de personas, voluntades, circunstancias. Si el hacer o no hacer de nuestros familiares, amigos, compañeros... nos puede hacer felices o hacernos daño, esas miradas suyas, cargadas de tantas cosas, buenas o malas, de rencor o de amor, de sinceridad o de impostura... Pero sí, la mirada que más daño hace es la que no se da, la de la indiferencia: no hay mayor desprecio que no hacer aprecio..
    Miremos siempre, con intensidad, si es posible con ternura, pero miremos siempre...

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  8. Yo, intento cada vez más, "mirar " de manera inocente. Esa actitud positiva me vale para ponerle freno a los prejuicios y a las expectativas. Las miradas de los otros no dependen de mí, por tanto sólo puedo hacer que no me afecten pensando en un mundo que no me pertenece.
    Es un camino largo: mirar como creo que debo hacerlo sin pensar en más.
    Un beso.

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