El que da, no debe volver a acordarse;
pero el que recibe nunca debe olvidar
Blog
martes, 7 de junio de 2016

Entrevista al psicólogo Rafael Santandreu (I)

Josep Fita
Tomado de la Vanguardia, mayo 2016
“La infelicidad es la enfermedad de las personas con necesidades absurdas”
El prestigioso psicólogo nos propone soluciones rupturistas para mejorar nuestro bienestar en ‘Ser Feliz en Alaska’
Por norma general, un periodista siempre está motivado ante la expectativa de hacer una entrevista. No hay nada, o casi nada, más maravilloso para un profesional del ramo que situarse delante de alguien para que le cuente sus peripecias, miedos, temores, ilusiones. Pero si, además, el personaje que le dedicará parte de su tiempo es un individuo que huye de lo mundano, que intenta nadar a contracorriente, que es un provocador nato -sin miedo a tirarse a la piscina ni de lo que dirán- e incluso que se ríe de los convencionalismos sin ningún tipo de rubor, entonces la motivación es aún mayor. Eso es lo que le pasó a quien les habla con motivo de la entrevista al psicólogo Rafael Santandreu. Leyendo su último libro, Ser feliz en Alaska , uno se puede llevar la sensación de que este prestigioso psicólogo persigue, con sus planteamientos rupturistas, llamar la atención de las personas que sufren algún tipo de contratiempo mental para que reaccionen y puedan deshacerse de una losa que en muchas ocasiones oprime hasta niveles inimaginables. Escuchándolo, esa percepción inicial, equivocada o no, parece acrecentarse. Juzguen ustedes mismos.
“La ansiedad, la depresión, se pueden revertir con el método adecuado de forma rápida”, asegura usted en el libro. Entiendo que alguien se podría sentir ofendido con esta afirmación.
Sí, más que los pacientes, algunos psicólogos, que creen que el método correcto tiene que ser muy largo. Pero la verdad es que todos hemos conocido a alguna persona que ha tenido un accidente, o una enfermedad muy grave, y tras superarlo te ha dicho: ‘Oye, después de la que he pasado, he cambiado. Me tomo la vida de otra manera, disfruto de las pequeñas cosas’. ¿Cuánto tiempo tardó esa persona en cambiar? El cambio fue fulminante, y es que la mayor parte de las veces o es rápido o no es. Esa es la verdad.
Estamos hablando de un caso extremo.
Pero nos demuestra que la depresión o la ansiedad son una manera de mirar la vida, y que si tú cambias ese parámetro, modificas también tus emociones inmediatamente. Nosotros, con nuestro método, explicamos en la consulta que tardamos unos cuantos meses en resolver estos problemas, y ya es mucho, porque cuesta que la persona haga el clic. Pero, en realidad, la revelación que te ayuda a ver que las cosas son de otra manera es instantánea.
Entiendo, por lo que explica, que usted no considera la depresión como una patología.
No lo es. En todo caso habría que definir qué entendemos por patología. En un 95% de los casos, las depresiones o los cuadros de ansiedad son producto de una manera de pensar, no tienen nada de físico. Te puedo aportar más ejemplos…
Adelante…
Yo dejé de fumar gracias a un maravilloso libro titulado ‘Dejar de fumar es fácil si sabes cómo’. De repente, ya no tuve ganas de fumar, incluso lo veía como una cosa asquerosa que no producía placer. Y de esto han pasado ya 18 años. Y tú me dirás: ‘¿El mono del tabaco era real?’. Pues no, era mental en un 98%. ¿Pruebas? Yo, y millones de personas más. Ahora, ¿que hay alguien que prefiere pensar que el mono del tabaco es algo durísimo de pasar?, ¿y lo mismo con la depresión o la ansiedad? Pues nada, pero esas no son las evidencias que tenemos.
También defiende que se puede estar alegre incluso en la enfermedad.
Es de cajón. Aferrarse a la salud física es una estupidez, porque seguro que vamos a estar enfermos en algún momento de nuestras vidas.
Pero uno guarda la esperanza de que le toque muy tarde…
Eso me lo dices porque no has conocido a nadie con 90 años a quien le hayan detectado una grave enfermedad. Sienta exactamente igual, de bien o de mal, si te coge de joven o de mayor. Pero yo no le tengo ningún temor a la enfermedad, porque entiendo que estando enfermo se puede ser muy feliz. Primero, porque tienes un trabajo apasionante por delante, que es curarte. Y después, porque te quedan una serie de cosas maravillosas para hacer hasta que te cures o no. Y por último, hay que saber que no te está pasando nada raro, sino que lo que te sucede es algo natural que nos va a pasar a todos. Si lo piensas así, llevas la enfermedad mucho mejor. Tenemos pruebas de que mucha gente se lo toma de esta manera, por tanto se puede.
¿Qué papel juega la renuncia en nuestro bienestar?
Es fundamental. Sólo podemos disfrutar del mundo si estamos dispuestos a renunciar a él. Porque de lo que no estamos dispuestos a renunciar, nos volvemos esclavos. Además, no contemplamos que pueda desaparecer, por tanto lo hacemos rutinario. La manera correcta de disfrutar de las cosas es sabiendo que no las necesitas, que las puedes perder y que no pasaría nada. Al mismo tiempo, sabiendo que pueden desaparecer, las vas a valorar más.
Entiendo…
La vida, está calculado, nos pone delante unas 20.000 adversidades, pequeñas y grandes: desde que te deje tu mujer a que te encuentren una enfermedad terminal. Y la clave para ser feliz es renunciar a tener una pareja determinada con la que te iba muy bien o a vivir cuando te toque morir. Pero hacerlo desde el razonamiento teniendo claro, por ejemplo, que nunca has necesitado una mujer determinada para tener una vida espléndida.
Y usted, ¿a qué ha renunciado?
Yo renuncio mentalmente todos los días a mi trabajo como psicólogo. Imagino a diario que si no pudiese hacer de psicólogo haría cualquier otra cosa y sería muy feliz. He renunciado a ser guapo [risas], y soy maravillosamente feliz siendo feo. He renunciado a tener pelo. Pero tú dirás, ‘te ha obligado la vida’, sí, pero a parte yo lo he tomado con los brazos abiertos.
No tenía otra.
Muchas veces la vida te quita cosas pero tú no renuncias a ellas. También he renunciado a ganar mucho más dinero. Podría ganar mucho más pero hago lo que me gusta y trabajo poco. La renuncia a ser más guapo es muy buena, porque hay gente que no renuncia a ser más guapa aunque sea fea. He renunciado también a ser listo. La renuncia siempre es mental.
Pero eso tiene que ver también con la humildad, un concepto del que también habla mucho en su libro.
Así es. Hay un axioma muy importante en psicología que dice que sólo seremos fuertes y extraordinarios de verdad si estamos dispuestos a ser los últimos del pelotón. Es en ese fango donde surgen las grandes maravillas. Las cosas excepcionales no surgen del poder, sino del fango donde están las personas que no aspiran a ser nada.
... mañana la segunda parte...

Tenemos 3 comentarios , introduce el tuyo:

  1. Me encanta este personaje, yo de mayor me gustaría ser como el.
    OXO

    ResponderEliminar
  2. Las cosas excepcionales no surgen del poder, sino del fango donde están las personas que no aspiran a ser nada.
    Esto que dice Santandreu es fantástico

    ResponderEliminar