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lunes, 27 de junio de 2016

La vida como una partida de ajedrez

El rincón del psiquiatra
Alejandro Rocamora Bonilla
Psiquiatra


Existen dos grandes maestros de la psicología que utilizaron el símil del ajedrez para explicar la esencia de la existencia y de cómo responder ante los conflictos y dificultades: Erich Fromm (1900-1980), psicoanalista humanista y Viktor Frankl (1905-1997) psiquiatra austriaco, que después de estar en varios campos de concentración nazi desarrolló la teoría del sentido, defendiendo que en cualquier situación por adversa que sea siempre existe una posibilidad de cambiar de actitud y sentirse en paz.
Erich. Fromm, en alguna ocasión, comparó a la vida con una partida de ajedrez, donde, aunque la apertura es esencial (los primeros años de la vida del sujeto) no es definitiva. La vida, por su propia esencia, es cambio y, por tanto, es posible corregir una "mala jugada". Podemos modificar hasta una mala "apertura". Todos tenemos posibilidades de triunfo, aunque juguemos con las "blancas" o con las "negras"; aunque comencemos la vida en un medio no excesivamente apto. Siempre podemos ganar, llegar al final de la partida sin sufrir "jaque mate" y sin tener necesidad de abandonar.
Y esto es así, porque, pese a las circunstancias mas o menos adversas, siempre el individuo tiene capacidad para elaborar y rectificar. Es decir, lo definitivo no es la vivencia traumática sino cómo el individuo la asume. Cada persona, en esencia, es responsable de su éxito o fracaso, de su particular partida de ajedrez, que es su propia vida.
Viktor Frankl, por su parte, pone el ejemplo del ajedrecista que ante una jugada muy difícil…derriba las fichas y de esta forma considera que ha superado el problema, pero también ha destruido la partida (la vida). Es decir, ante los grandes conflictos existenciales (muerte, enfermedad mortal, etc.) no sirve intentar suicidarse (derribar las fichas de nuestro tablero de ajedrez), sino que debemos aprender a intentar cambiar de actitud y encontrar “sentido” a ese sufrimiento.
Podemos concluir con dos pensamientos:1) nuestra vida pasada (infancia traumática, etc.) aunque influye en cómo somos hoy, no determina, que seamos felices o infelices y 2) ante la adversidad no sirve “derribar las fichas” (destruirnos) sino posibilitar un cambio de actitud ante el conflicto, pues lo definitivo, no es el conflicto sino como lo vivimos.
Para los lectores que no conozcan el juego del ajedrez también puede servir  el pensar en cualquier juego de mesa: parchís, damas o las propias cartas.

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