El que da, no debe volver a acordarse;
pero el que recibe nunca debe olvidar
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martes, 15 de enero de 2019

Frío

El rincón del optimista
Juan


Bajan las temperaturas, entra una ola de frío polar por los Pirineos, los termómetros se desploman, cuando el vuelo vuela bajo… No hablo del tiempo hoy como recurso socorrido para salir del paso, como lo hacemos cuando subimos o bajamos con vecinos en el ascensor, lo hago porque sí (faltaría plus) y también para recordaros que con el frío nuestra mente está más serena, más sosegada, más reflexiva. La primavera, la sangre altera; el verano y su calorazo, nos saca de quicio; el otoño nos sume en la melancolía. Pero el frío, el invierno, las heladas… nos llaman al recogimiento, al interior.
Estos días escucharás alguna de estas frases: ‘Para nevadas, las que caían antes’. ‘Llevo más capas que una lechuga’. ‘Lo peor no es el frío, es el viento’. ‘El frío es psicológico’. ‘Es bueno para el campo’. ‘Lo importante es tener los pies y la cabeza calientes’. ‘Me pienso meter en casa el viernes y no salir hasta el lunes’. ‘Lo mejor para el frío es el calor humano’. ‘En la costa hace menos frío pero cala más por la humedad’. ‘Plan de sofá y mantita’. ‘Qué ganas de que llegue ya la primavera’. ‘Esto es cosa del cambio climático’. ‘Es invierno, qué quieres que haga, ¿calor?’ ‘Esto parece el Polo Norte, solo nos faltan los pingüinos’.
Muchas veces en estas fechas trato de imaginarme que soy un oso hibernando en mi cueva, con las pulsaciones del corazón latiendo al mínimo, gastando las grasas acumuladas en otoño, pasando en mi refugio los duros meses invernales. Tampoco es plan. Nuestros cuerpos hibernan un poquito, al menos a mí me pasa, pues la armadura me funciona a cámara lenta, como si estuviera un poco oxidada, eso sin contar con los virus y las bacterias que se aprovechan de las debilidades de la carne y atacan a la más mínima oportunidad.
De pequeño me recuerdo armado de abrigo y verdugo, andando en bici por encina del riachuelo del pueblo, pues con aquellas heladas que caían, heladas de verdad, se formaba una capa curiosa de hielo que llegaba a soportar el peso de los mocosos aventureros. Ahora dicen que viene una ola de frío polar, pero nosotros entonces a eso lo llamábamos invierno.
Estos son los vocablos que me vienen a la cabeza relacionados con el frío, a los que acompaño en algún caso traducción al ‘castellano’: chupitel (carámbano), colegial (bufanda), tabardo (abrigo), verdugo (pasamontañas), calambrina (cencellada), fogatas (hogueras), sabañones, narrios (mocos), gamusinos, rodancha (teja redondeada), el gocho, la vejiga, el adobado, las tripas… Para, para, paaaaara, que la matanza es materia suficiente para otro apunte. Además, se me están quedando frías las manos de escribir, aunque mi corazón sigue calentito.
Asín sea.    

Tenemos 4 comentarios , introduce el tuyo:

  1. Enero es el mes más frío del año, pero le has dado un giro optimista que me está empezando a gustar el invierno.

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  2. Me gusta el frío, porque me gusta estar en casa, tapadina con una manta...

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  3. Juan me has recordado a los inviernos de mi infancia.
    A mi me encanta el frio; no me priva de hacer la vida que quiero. El calor me limita. Pepi

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