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miércoles, 23 de enero de 2019

Hipatia

El talón de Aquiles
Tomás


Hipatia nació en Alejandría (Egipto) en torno al año 360. Su padre, Teón, la educó desde niña según los ideales griegos de perfección del ser humano, cultivando tanto el cuerpo como la mente. Así la educación de Hipatia combinó el ejercicio físico con el cultivo de las artes, las ciencias y la música. Para completar su aprendizaje viajó a Roma y Atenas donde amplió sus estudios de filosofía, astronomía, matemáticas y física.
A su regreso a Alejandría empezó a enseñar en el Museo (casa de las musas), que sería el equivalente a una universidad actual, donde más tarde llegaría a ser su directora. Los conocimientos de Hipatia tanto en ciencia como en filosofía destacaban por encima de todos los filósofos de su tiempo. Una de sus frases nos puede hacer entender su afán por el conocimiento: “La vida es crecimiento, y cuanto más viajamos, más verdad podemos comprender. Comprender las cosas que nos rodean es la mejor preparación para comprender las cosas que hay más allá.”
En sus charlas explicaba los principios de la filosofía a sus oyentes, los cuales, atraídos por su fama venían de todas partes del Imperio Romano para escucharla. Entre sus alumnos había tanto cristianos como paganos y formaron un grupo muy unido de aristócratas, algunos de los cuales desempeñaron altos cargos.
Hipatia además desarrolló aparatos para medir el aire, los líquidos, perfeccionó el astrolabio y defendía el heliocentrismo (la Tierra gira alrededor del Sol y no al contrario) mil doscientos años antes de que Galileo y Copérnico lo demostraran matemáticamente.
Le tocó vivir tiempos convulsos, pues Teodosio I el Grande había convertido el cristianismo en la religión oficial del Estado por el Edicto de Tesalónica del año  380, Hipatia era pagana y los más exaltados del cristianismo consideraban todo lo pagano, incluido el conocimiento científico, como perseguible. Los filósofos como Hipatia pronto fueron objeto de fuertes presiones. Algunos se convirtieron al cristianismo, pero Hipatia se negó a ello, a pesar de los consejos de sus amigos, como Orestes, prefecto romano y alumno suyo, que se había bautizado en Constantinopla antes de ir a desempeñar su cargo en Egipto.
En esos momentos el obispo de Alejandría era Cirilo, que mantenía un enfrentamiento con el prefecto Orestes y por ello sentía hostilidad hacia Hipatia, por ser amiga de Orestes y por las enseñanzas filosóficas que impartía. Empezó entonces a correr entre los cristianos de Alejandría el rumor de que la causante de la discordia entre Cirilo y Orestes era la influyente Hipatia, amiga y consejera de su ex alumno y, presumiblemente, opuesta a los abusos del poder religioso. En plena Cuaresma, del año 415 un grupo de fanáticos cristianos se abalanzó sobre la filósofa cuando regresaba en carruaje a su casa, la golpearon y la arrastraron por toda la ciudad para después asesinarla.
El obispo Cirilo es considerado responsable de estos hechos, por ser el instigador de la campaña contra la filósofa, como medio de combatir al prefecto imperial Orestes. La muerte de Hipatia levantó un gran revuelo en la ciudad. Tras el cruel asesinato, Orestes informó de lo ocurrido y pidió a Constantinopla que interviniera. El emperador Teodosio II para castigar a Cirilo le retiró los 500 monjes que le servían de escolta durante dos años. El obispo Cirilo, patriarca de Alejandría, murió en el año 444 y fue declarado santo .
No hubo más actos violentos contra los filósofos paganos de Alejandría, cuya Escuela siguió activa hasta el siglo VII.

Tenemos 4 comentarios , introduce el tuyo:

  1. Gracias Tomás. Me ha gustado

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  2. Pobre Hipatia, que muerte más cruel, lo sencillo que hubiera sido haber convivido todos juntos.

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  3. “La vida es crecimiento, y cuanto más viajamos, más verdad podemos comprender. Comprender las cosas que nos rodean es la mejor preparación para comprender las cosas que hay más allá.”
    Lo comparto totalmente. Pepi

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