El que da, no debe volver a acordarse;
pero el que recibe nunca debe olvidar
Blog
lunes, 2 de marzo de 2015

Avisos

El rincón del optimista
Juan

Si una señal de tráfico pide que pares, paras, pero ¿y si es tu cuerpo el que te lo pide?
Cuando el cuerpo nos avisa de que algo no marcha bien le solemos hacer caso. Si aparece fiebre vamos al médico para confirmar nuestras sospechas; igual que cuando nos duele un músculo, la barriga o la cabeza nos tomamos algo de química para aliviar el dolor; cuando nuestra piel pierde color o toma un tono extraño también nos molestamos por averiguar el motivo. Si se nos clava una espina en la mano tratamos de extraerla con pinza o aguja. Digo solemos porque conozca a un par de personas que han ido al médico sólo forzados por una UVI móvil por su miedo paralizante al doctor. En el caso contrario conozco a varios hipocondriacos (enfermos imaginarios) que no soportan la idea de enfermar o morir, por eso no salen de la consulta médica y de la farmacia.

Cuando conducimos el coche por carretera y vemos una señal de peligro, normalmente en rojo para llamar más nuestra atención, aminoramos la marcha por precaución. Si la señal es de stop (a mí me gusta más el indicativo hispanoamericano PARE) deberíamos parar por la cuenta que nos tiene. Si suena la alarma, ¡malo!, el daño ya está hecho. Si el chivato del salpicadero salta te pide rápidamente que pares y paras. Solemos hacer caso de todos esos avisos, de las advertencias que nos emite nuestro cuerpo que envuelve nuestra alma. Y sin embargo solemos hacer caso omiso a esos otros toques de atención que se nos ponen delante mismo de nuestra nariz, esas señales de humo que nos indican claramente que hay fuego, que el camino que llevas no es el correcto, que hay corte por obras, que debes variar el rumbo, en definitiva, que quizá estés equivocado sobre un asunto concreto, de los muchos con lo que tropezamos cada día. Avisos los hay a diario, percibir los percibimos, el problema es que no queremos o no estamos acostumbrados ni dispuestos a atenderlos. Seguimos bebiendo y fumando sabiendo como sabemos que nos está matando porque somos adictos a la autodestrucción.
Cometemos errores a diario, la mayoría de ellos perfectamente evitables. ¿Por qué? ¿Por qué obramos a sabiendas de que es más que probable que nos estemos equivocando?. Siguiendo con el símil de la conducción, si tomamos un camino con un letrero que dice: ‘Atención, camino cortado’, aún así lo tomamos por si es mentira, por si es un letrero viejo y ya se pudiera pasar. ¿Por qué no nos fiamos de los mensajes, de las advertencias, de los avisos? Pasa lo que tiene que pasar, que al llegar a un determinado lugar tenemos que dar la vuelta, con el consiguiente cabreo, pérdida de tiempo y desgaste. ¿Quién me mandaría a mí meterme por aquí? Pues tú mismo. Una vez más nuestras experiencia no nos han servido de nada. Si has decidido ir a la aventura, entonces no hay nada que reprochar, pues los imprevistos son eso, imprevistos, pero si quieres apostar a caballo ganador, entonces fíate de las señales y coge el camino más seguro, aunque sea el más largo, a la larga tu salud te lo agradecerá.
Asín sea.

Tenemos 6 comentarios , introduce el tuyo:

  1. Aprender, aprender, aprender..

    ResponderEliminar
  2. Pues es verdad que, según qué señales, les hacemos caso o no. En ocasiones por miedo, en otras por placer, en otras por ver qué pasa. Es la parte menos racional de la persona, posiblemente. Pero a quién no le gusta ir por libre? Claro, hay que aceptar las consecuencias. Jairo

    ResponderEliminar
  3. ¡Escuchemos nuestro cuerpo!. Tengamos en cuenta que a veces los problemas físicos son por causas psíquicas. Pepi

    ResponderEliminar
  4. Nunca hago caso a mi cuerpo........ Tengo que verme verdaderamente mal para acudir a un médico, no me gusta las personas que por nada se están quejando

    ResponderEliminar
  5. Es cierto que en estos días tan frenéticos, con tantas prisas, tanto que hacer, tanta información, noticias por todos los puntos, es preciso parar, parar y darse un respiro profundo para poder seguir.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Decía (dice) mi madre, siempre tan activa, atareada y acelerada...: "Cuando pare va a ser en seco", es decir, de repente, como así fue. Mejor parar voluntaria y conscientemente antes de que te obliguen. Creo yo.

      Eliminar