El que da, no debe volver a acordarse;
pero el que recibe nunca debe olvidar
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lunes, 16 de marzo de 2015

Colecciones

El rincón del optimista
Juan

Mi buen amigo Nides colecciona navajas.
Esta colección de llaves está en el
Palacio de los Condes de Grajal de Campos.
En mi vida sólo he coleccionado dos cosas: sueños y pastores. Los sueños (pido perdón pues creo que ya lo expliqué en un apunte anterior) los fui acumulando tras la costumbre recomendada de tomar papel y boli nada más despertarme cuando aún tenía frescos los sucedidos oníricos, que luego me servían para releer cuando estaba bien despierto y jugar a interpretar el motivo por el que apareció el sueño esa noche en mi cabeza durmiente.
Y lo de los pastores pues fue otra costumbre que adquirí durante cinco años que era en mis viajes por carretera parar a charlar con esos pastores o pastoras que me encontraba en cualquier punto del país, la mayoría de la provincia de León, a quienes fotografiaba y ordenaba en un álbum con los datos básicos  del guardián de las ovejas. Aconsejo pararse hablar, siempre que se pueda,  con estos profesionales de la meditación y el silencio, más ahora que están en peligro de extinción.
Sin embargo todos conocemos la gran cantidad de colecciones distintas, de todo tipo, que hace la gente por el mundo adelante, y no sólo los tradicionales sellos o monedas. He conocido colecciones de llaves, navajas, dedales, búhos de porcelana, caretas, muñecas, soldaditos de plomo, armas, animales disecados… Se puede coleccionar cualquier cosa. Ahora ya estarás preguntándote cuál es la motivación principal que le lleva a una persona a emprender una colección. La primera creo que es la de acumular cosas materiales, tener más de algo, pues cuando empiezas a coleccionar cualquier elemento tienes el objetivo de tener algún día más que nadie o, al menos, lo mejor, lo selecto que no tiene ninguna otra persona o muy pocos privilegiados. Y eso a sabiendas de que cuando mueras no te podrás llevar nada p’allá. Pues se lo dono a un familiar o a un amigo. Es verdad que hay colecciones de elementos antiguos que pueden llegar a tener un gran valor económico, lo que nos lleva a la conclusión: tener una colección que vale mucho dinero es como tener mucho dinero, un dinero que te puede servir para vivir mejor, más lujosamente, o hacer que vivan un poco mejor aquellos que no tienen nada. No me voy a meter a valorar el tema del dinero, eso da para muchos apuntes.
Pero, ahora que me acuerdo, si también me gusta coleccionar piedras bonitas que encuentro en la playa y cantos rodados curiosos con lo que me topo de paseo o trabajando en el campo. Y, recapacitado, creo que es una colección muy valiosa, mis piedras preciosas cotizan en bolsa.
Asín sea.

Tenemos 3 comentarios , introduce el tuyo:

  1. Las conversaciones que has realizado con los pastores, me ha venido a mi pensamiento qué voy a empezar a escribir aquellas conversaciones telefónicas que he tenido últimamente con determinadas personas y el agradecimiento que me han dado me ha dejado impactada. Pepi

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  2. Oye, y si empiezo a acumular sentimientos...positivos...para que no se me olviden? Jairo

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    Respuestas
    1. El riesgo de las colecciones es que acaben matidas en un cajón, olvidadas. Si te decides por coleccionar sentimientos, una gran idea, aseguraté que sean de calidad, de esos que puedas reproducir a menudo. Juan.

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