El que da, no debe volver a acordarse;
pero el que recibe nunca debe olvidar
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martes, 23 de junio de 2015

La amistad: un tesoro que debemos encontrar

El rincón del psiquiatra
Alejandro Rocamora Bonilla
Psiquiatra


“Un amigo es un tesoro”, solemos decir con frecuencia. Pero la amistad no se impone, ni se programa, ni es gratuita, sino más bien hay que esforzarse para conseguirla; las personas que tienen muchos amigos no han sido agraciadas como si les hubiera tocado la Bonoloto sino que han puesto todo su empeño en conseguirlos. Un amigo no surge de la nada, ni aparece por arte de magia sino que hay que esforzarse y poner los medios para lograrlo.
La amistad no está exenta de altibajos, de ausencias, de reproches, pero una buena amistad siempre encuentra la forma de recuperar ese tiempo perdido. Esto es así porque la amistad se va fortaleciendo con los buenos ratos compartidos y las experiencias vividas y pronto se olvidan los desaires e incluso las ofensas. Si no se produce este proceso, es que no era una verdadera amistad.
El siguiente relato pone de manifiesto esto que estamos diciendo: “Dos amigos viajaban por el desierto y en un determinado momento del viaje discutieron por una tontería. Nada importante. Uno de ellos enfurecido dio una bofetada al otro. Éste ofendido, sin decir nada, arrodillándose sobre la ardiente arena, escribió con un dedo sobre ella: “hoy mi mejor amigo me abofeteó en el rostro”. Siguieron adelante en silencio hasta llegar a un oasis donde decidieron bañarse. El que había sido abofeteado se alejó demasiado de la orilla y comenzó a ahogarse, siendo rápidamente salvado por su amigo. Al recuperarse tomó un estilete y escribió en una piedra: “hoy mi mejor amigo me ha salvado la vida”. Intrigado su  amigo le preguntó: ¿Por qué después que te lastimé escribiste en la arena y ahora que te he salvado escribes sobre una piedra? Sonriendo, el amigo respondió: cuando nuestro amigo nos ofende debemos escribirlo en la arena, donde el viento del olvido y el perdón se encargan de borrarlo para siempre; mientras que cuando sucede algo grandioso y excepcional tenemos que grabarlo en la memoria de nuestro corazón, donde ningún viento podrá jamás borrarlo”.
Este es el talante de la amistad: olvidar pronto las ofensas y grabar a fuego las buenas acciones. Dos buenos amigos no están recordando los malos momentos sino que se alimentan de las experiencias positivas vividas y de los proyectos venideros. Puede desgastarse el amor entre una pareja, incluso el amor de hermanos puede desaparecer, pero el amor de amistad nunca muere. Y esto es así, porque podemos estar distantes físicamente, incluso con escaso contacto telefónico (hoy también podemos hablar por Internet) pero la verdadera amistad es la que perdura pues está esculpida en el corazón de ambos sujetos.
Pautas para encontrar el tesoro de la amistad
Todavía recuerdo las películas de la infancia en que los piratas (unos buenos y otros malos) luchaban por encontrar el tesoro perdido en una isla. Cada uno de ellos tenía una parte del mapa, que le indicaba el lugar exacto del preciado botín. Pasaban mil privaciones y contrariedades hasta que, siempre los buenos, lograban llegar a los cofres llenos de piedras preciosas. La aventura de la amistad tiene un recorrido parecido. Es un proceso que tiene muchos años de evolución, con momentos de sufrimientos y momentos de felicidad. Aquí, como en las películas de piratas, también podemos señalar algunas “pistas” para lograr el “tesoro de la amistad”:
1.- Conocerse: El pirata que quiere descubrir el tesoro escondido en la selva virgen debe conocer bien el terreno por donde se mueve y de esta forma tendrá más posibilidades de éxito. En nuestro particular camino hacia el tesoro de la amistad, nosotros también tenemos que lograr un conocimiento de nuestras posibilidades, defectos y virtudes, para evitar sorpresas y lograr llegar a la meta. Cuanto más nos conozcamos, mejor podremos relacionarnos con el otro y mejor podremos transmitirle nuestro deseo de amistad.
2.- Saber explorar: En las películas de piratas siempre había alguien que era un veterano explorador y que sabía en cada momento cómo atravesar un río o escalar una montaña. En nuestra aventura particular de la amistad debemos utilizar los medios a nuestro alcance para conseguir una buena comunicación y poder descubrir en el otro todas sus potencialidades. En ocasiones puede ocurrir que el primer contacto con una persona sea traumático (broncas, incomprensiones, etc.), lo  que no es óbice para que después se convierta en el mejor amigo. Saber mirar al otro sin prejuicios, con una mirada limpia, nos puede ayudar a descubrir su verdadera esencia como persona. En muchas ocasiones, el tesoro de los piratas estaba en el lugar menos imaginable; también el buen amigo, a veces, lo podemos encontrar en la persona más insignificante y con menos reconocimiento social.
3.- Los otros no son enemigos: En la selva aunque existen muchos peligros también existen árboles que proporcionan alimentos y ríos que nos facilitan el agua. En nuestra vida cotidiana no podemos mantener siempre una postura defensiva como si los demás fueran enemigos nuestros. Fiarse de los otros es un buen comienzo para llegar al tesoro de la amistad.
4.- Aceptar al otro: No podemos sacar la lupa para examinar a todo aquel que se comunique con nosotros, pues entonces siempre encontraríamos, que no es lo suficientemente bueno, ni comprensivo, ni amable. Debemos partir del hecho de que nadie es perfecto y que por lo tanto siempre habrá claroscuro en su comportamiento. Es la regla básica. Si no se cumple, difícilmente podremos conseguir el tesoro, pues nuestra vida se desarrollará en un ir y venir hacia lugares y personas diferentes, mientras que el “tesoro de la amistad” quedará oculto para nosotros.   

Tenemos 2 comentarios , introduce el tuyo:

  1. Me ha gustado mucho esta reflexión de Alejandro

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  2. Te felicito Alejandro por la extraordinaria exposición sobre la AMISTAD.
    Pepi destaca: " ....el amor de hermanos puede desaparecer, puede desgastarse el amor de una pareja, pero el amor de amistad nunca muere...es la que perdura... pues está esculpida en el corazón de ambos sujetos".

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