El que da, no debe volver a acordarse;
pero el que recibe nunca debe olvidar
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domingo, 26 de junio de 2011

FINAL AGRIDULCE


Comencé mi colaboración en el blog con el inicio del curso escolar. Lo que hace nueve meses era novedad y proyecto, se ha convertido ahora en tiempo pasado y archivado. Las programaciones en memorias y las expectativas en consecuencias. ¡Tan rápido!

En la comunidad educativa se cuentan los días con ansiedad. Los estudiantes, en espera de acabar y conseguir pasar de curso -aunque en el siguiente se repita la misma historia- hasta lograr el deseado título. ¿Y luego? Los docentes, deseando terminar, hartos de tirar de alumnos desmotivados.

Mientras tanto, al margen de contabilizar resultados, me pregunto si el tiempo compartido con los alumnos les habrá servido para algo más que para obtener una calificación escolar. Me cuestiono si además de conocimientos he sabido transmitir ilusión, fuerza, ganas de cambiar las cosas que no funcionan, confianza en sí mimos, creatividad... esas cosas que no se tienen en cuenta en las programaciones pero que son importantes para vivir bien.

Me preocupan los chicos. Estudian –unos más que otros- sin saber muy bien para qué y por qué. Viven repitiendo pautas que los adultos modelamos y pocos se plantean que son parte de una sociedad dispuesta a cambiar si ellos quieren. Simplemente creen que no pueden cambiarla, aunque a veces la critiquen.

El final de curso siempre me deja un sabor agridulce. El dulce, de haber cumplido con la programación y logrado los objetivos. El agrio, de no haber hecho más que eso.

La escribana del Reino
M.E.Valbuena

Tenemos 3 comentarios , introduce el tuyo:

  1. Cualquier actividad humana es seguro que puede dejar ese saber agridulce al que se refiere La Escribana. Cualquiera. Somos persona limitadas y siempre nos interrogaremos si hemos hecho lo suficiente. Quizás el mejor termómetro de medición sea la propia satisfacción y la respuesta a esta pregunta, ¿hice lo que estaba en mi mano? Y no busquemos la perfección en nuestars acciones porque ese nos inmolizaría ya no es posible la pefección por quienes somos imperfectos.

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  2. Seguro que HA MERECIDO LA PENA

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  3. En todos nuestros trabajos tenemos que tratar de estar conformes consigo mismo y cuándo algo no marcha bien , debemos hacer un alto en el camino y pensar detenidamente qué pasa y lo que esté de nuestra parte se hará, si no habrá que aceptar aquella situación que se nos presente incómoda y cómo no la podemos cambiar púes ACEPTARLA.
    En cuanto a lo que nos presenta "La Escribana del Reino", me parece que a parte de cumplir los objetivos de impartir el temario; un buén profesor desde el primer día debe hacer ver a los alumnos que son personas que van a ser escuchados, que también tienen sus valores, aceptando las capacidades de cada uno, conocer la familia en el que se están desarrollando, etc.etc. y si día a día va desarrollando así su trabajo, no debería al final tener un sabor agridulce, porque todo no se puede conseguir. Así que a lo mejor el profesor debe analizarse e inclusive cambiar de profesión.
    M.A.P. desde Asturias con cariño.

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