El que da, no debe volver a acordarse;
pero el que recibe nunca debe olvidar
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domingo, 8 de julio de 2012

TODO TIENE UN FINAL



Amapolas. Foto Jesús Aguado

¿Hay algo más espectacular que un campo repleto de amapolas? ¿Existe contraste colorista más intenso que el rojo sobresaliendo entre el verde y la paja? Sería difícil de encontrar, desde luego, aunque la naturaleza nos sorprende cada día con matices diferentes.

Lo malo de las amapolas es su corta duración, su efímera vida. Aunque, eso sí, dan lo máximo de ellas mismas: su color. Si algo aprendo de las amapolas es precisamente esto. Que viven poco, pero intensamente.

¡Parecen tan frágiles con su delgado tallo a punto de quebrarse y sin embargo aportan tanto colorido a su alrededor! No son especialmente bonitas pero, si faltasen, los campos de esta época del año estarían despojados de su encanto.

Que todo tiene un final, lo sabemos de sobra. Y que los finales a poca gente gustan, también. Pero... todo termina. El buen momento y el mal momento. El tono rojo y el tono gris. Todo.

Sin embargo, no podemos quedarnos ahí, en el final.

Hagamos un esfuerzo por integrar todo lo vivido, por ponerlo en su sitio, por agradecer el tiempo que disfrutamos con ello o por el aprendizaje que nos supuso su sufrimiento.

Aprendamos de las amapolas, de su intensidad, de su fragilidad, de su delicadeza y de su generosidad. Aprendamos a estar en el sitio que nos toca, haciendo lo mejor que sepamos hacer, sin escondernos y sin falsearnos, dándonos nosotros mismos.

Y aprendamos también a decir adiós discretamente, sin aspavientos, sabiendo que cumplimos con nuestro papel intensamente y que nuestro ciclo se ha terminado.

Como las amapolas.


La escribana del Reino
M. E. Valbuena

Tenemos 3 comentarios , introduce el tuyo:

  1. Acertada reflexión. Podríamos decir que la vida, viéndola a lo lejos, es un instante, es un soplo, un solo momento. Viéndola a lo lejos. Igual que las amapolas. Otra cosa es cuendo está pasando, cuando me acerco a ella. Cada instante puede ser un siglo. La sabbiduría del vivir es dejar momento tenga su valor, sabiendo que todo pasa. Como las amapolas. ¿Cuánto tardan en nacer? ¿Cuando tiempo mantienen su flor? En la distnacia poco, en el momento toda una eternidad. Estoy de acuerdo: vivir cada instante es vivir felizmente, sin esperar otro momento, solo detenido en el presente. ERASMO

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  2. Sí, todo tiene un final. Aunque hay cosas que desearíamos que no acabasen nunca: esos buenos momentos tan escasos muchas veces.

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  3. Como tantas enseñanzas que me habeis transmitido, y que trabajo cada día por ponerlas en práctica, una de ellas es el vivir "el aquí y ahora" y aceptar su final.
    Os comento. Hoy he pasado un día maravilloso en Santa Marina de Valdeón con siete amigos del Teléfono. Todo ha sido paz, felicidad, alegria, bienestar, disfrutando de la naturaleza, de cada rincón, del sol que invadia nuestros cuerpos al caminar por esos precisos senderos, y soportable por la agradable brisa que hacía, y así hacernós más llevadero la subida de aquellas cuestas. En la comida compartiendo las viandas que cada uno llevábamos, y en nuestros dialogos ¡como no!, recordando lo que estábamos recibiendo del T. de la E. A media tarde emprendimos regreso a Léon, haciendo algún alto en el camino, y al llegar a nuestro destino nos depedimos todos muy satisfechos del día pasado e incluso comentando ya sobre alguna nueva escapada que podiamos hacer, y Pepi también propueso algo, pero aceptando en su interior que si hay nueva excursión muy bien, y si no satisfecha por lo bien que habian resultado las que hemos hecho.

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