El que da, no debe volver a acordarse;
pero el que recibe nunca debe olvidar
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jueves, 12 de junio de 2014

La Cruz de Ferro

Toño de la Fuente
Siempre llevo conmigo en el coche la cámara de fotos.
Ese día había transitado por diferentes pueblos Maragatos del camino de Santiago. La Cruz de Ferro era la última parada de mi itinerario. Después de unas cuantas fotos y empaparme de la serenidad del lugar, me disponía a subirme al coche para regresar a casa cuando la vi.
Caminaba despacio, ensimismada, como quien quiere contar los pasos para que la memoria nunca se vuelva olvido. El caso es que se acercó a la Cruz con la mayor de las solemnidades.
Yo la contemplaba a distancia, incluso me retiré un poquito más para no irrumpir en su ceremonia. Subió lentamente el montículo de piedras y se quedó muy quieta junto a la Cruz. Tras unos segundos, la sentí llorar, lloró largamente... Luego se abrazó a la base y rezó.
Tras unos minutos, recogió su mochila y descendió.
El sendero del camino proseguía donde yo me encontraba, y al llegar a mi altura me miró. Fue un instante, un segundo que tengo retenido.
Sus ojos estaban llenos de vida... y sonreía.
Hay sonrisas que desvanecen la tristeza.

Tenemos 3 comentarios , introduce el tuyo:

  1. Hay miradas, sonrisas y gestos ETERNOS, para siempre, como tu caso amigo toñodelafuente.

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  2. Gracias Toño por hacérnoslo llegar a todos ese instante eterno, mágico... COMO TANTOS MOMENTOS

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  3. ¿Que te movió, Toño de la Fuente, a escribir sobre una mujer que llora al pie de una cruz, lágrimas de redención, te sonríe y sigue caminando?¿Que te gustó de ella?

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