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pero el que recibe nunca debe olvidar
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lunes, 16 de junio de 2014

La ocasión
de los pueblos

El rincon del optimista
Juan
Hace unas pocas semanas asistí a una conferencia del escritor leonés y profesor universitario, Oscar M. Prieto, que se titulaba ‘La ocasión de los pueblos’. Y allí escuché frases que considero bastante interesantes que intentaré reproducir aquí.

  • Vivir en un pueblo no es nada humillante, al contrario, hay mucha más calidad de vida que en las ciudades.
  • En los pueblos se vive más en consonancia con el tiempo, la hora de levantarse y acostarse, las comidas, la siesta…
  • En los pueblos hay verdadera relación social con los vecinos, con quien se habla, se trabaja, se trata de tú a tú, frente a la ‘soledad’ de los pisos de las ciudades, aunque en ellas vivan miles o millones de personas.
  • En los pueblos no existe el aislamiento de antaño, con buenas carreteras y autovías cercanas, con señal de telefonía móvil y de Internet que a golpe de clic se puede ‘visitar’ en segundos Singapur, París, Canadá, Etiopía o Japón e incluso hablar y ver a personas que allí viven.
  • En los pueblos se vive la vida y la muerte como algo cercano y natural, siguiendo la evolución de un recién nacido igual que se acompaña al moribundo hasta que le llega ‘la hora’.
  • Los niños en los pueblos pueden jugar sin peligro a ser atropellado y en contacto con la naturaleza, en pleno campo, en consonancia con la madre tierra, plantas-animales.
  • En el pueblo puedes cultivar un huerto que es el símbolo de todos los valores. (Aquí invito a leer un apunte mío anterior, Huertaterapia). El huerto te permite descubrir el ciclo del agua, de las plantas, de la vida… Trabajas con las manos, algo fundamental, sudas, labras, plantas, cavas, riegas y cosechas productos ricos, sanos y baratos. Porque en los pueblos se puede vivir con menos que en las ciudades, se puede incluso ahorrar tal y como nos enseñaron nuestros padres/abuelos, llegando a practicar la economía de subsistencia en estas épocas de crisis económicas y sociales casi perpetuas. Quienes viven en las ciudades no tienen excusa si quieren cultivar un huerto y carecen de pueblo, porque existen muchas iniciativas de huertos de alquiler en las afueras donde labrar y sudar a demanda. Hasta gallinas de alquiler he leído el otro día que hay.
  • En el pueblo se puede compatibilizar un trabajo intelectual con uno físico disfrutando de todas las ‘comodidades’ y ‘posibilidades’ que ofrecen los pueblos.
  • En el pueblo se puede ejercer la verdadera política, la democracia real, al poder votar en los concejos abiertos que ahora se quieren ‘cargar’, participando en los Plenos, votando a las personas, hablando con el alcalde y/o concejales o pedáneos, es decir, influyendo en la cosa pública y no esperando a que el elegido de turno haga y deshaga a su antojo lo que le plazca cada cuatro años amparado en la legitimidad de los votos.
Yo nací y me crié en un pueblo de 100 habitantes (ahora ya sólo tiene 30 en invierno), es el mismo pueblo donde tengo un huerto con gallinas, perro cazallo, frutales y donde cultivo cada temporada ricas hortalizas. En ese pueblo tengo una viña de la que saco un poco de vino para las ocasiones y los amigos. Es el pueblo donde cazo entre amigos, laderas, valles y terrones alguna que otra codorniz, pocas perdices y escasas liebres. En ese pueblo tengo enterrados a los míos, porque todos los del pueblo son de la familia.
Por eso opino como Oscar, ahora es la ocasión de los pueblos. Permitirme que reivindique y me identifique desde aquí con todo lo rural, lo del pueblín.
Asín sea.
Las tres fotografías son de mi pueblo, Villeza, que se parece mucho a belleza

Tenemos 7 comentarios , introduce el tuyo:

  1. Es cierto que en el pueblo el tiempo va mas despacio, es mas lenta la vida...
    Preciosa reflexión ahora que llega el verano

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  2. Los pueblos se hicieron para los que quieren vivir de verdad.

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  3. Lo cierto es que todos los que vivimos en las ciudades llevamos genes de los pueblos, de padres, abuelos.... Me apunto al carro de los pueblos, nunca mejor dicho.

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  4. En invierno la vida en los pueblos me producen tristeza, soledad etc.etc.; pero en el verano son un remanso de paz, serenidad, bienestar, confort y hasta otra forma de encontrarse uno consigo mismo. Vivencias de Pepi.

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  5. El aire de los pueblos huele a limpio, ¿es que no tienes en cuenta tus pulmones?

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    Respuestas
    1. Es verdad, se me olvidó añadirlo, igual que el silencio que te regala un pueblo solo alterado por pájaros, vacas, gallos o perros... música para los oídos. Tengo una amiga que no le gustan los pueblos porque huelen a mierda de vaca o de gocho. Y a mí que me gusta ese olor... Y el del humo de los coches le odio.
      Y que me dices de la ventaja de poder ver de noche el cielo estrellado nada más salir de la influencia de las luces públicas. En verano hacemos concursos con los niños a ver quién ve más estrellas fugaces en un ratico. Es muy divertido.

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  6. Preciosas fotografias de ese gran pueblo

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