El que da, no debe volver a acordarse;
pero el que recibe nunca debe olvidar
Blog
viernes, 10 de octubre de 2014

3ª.- Las vivencias
de la infancia

Las verdades que no tengo
La redacción del blog
Este blog de la mano del escritor, pensador y vividor Raúl Rodríguez semanalmente tiene una entrada  bajo el paraguas “Las verdades que no tengo” incluidas en uno de sus libros, que al final de este periplo desvelaremos para todos nuestros internautas; no pretendo –dice el autor– inculcar verdades, que por otro lado no las tengo, más bien me gustaría que cada cual aprenda a descubrir las suyas.
La redacción de este blog se ha permitido espigar dentro de las vivencias de Rául y hoy nos situamos en su infancia.

— ¿Cómo era Raúl de niño?
— Alguien sobresaliente, no lo puedo negar. He sido consciente del cerebro que me habían puesto para andar por la vida. Durante años pensé que ese cerebro estaba ahí para mi brillo personal y por eso anduve bastante equivocado.
— ¿Qué piensas ahora de ese cerebro?
— Ahora sé que ese cerebro ha sido puesto para suministrar ayuda, consuelo, esperanza. Lo de mi brillo personal intento apartarlo cada día cuando me levanto de la cama.
— ¿Cómo lo haces?
— Cada mañana intento borrar mi propio brillo. La manera que tengo de hacerlo es la siguiente: muy por encima de la brillantez de ese cerebro está siempre la bondad, la bondad del corazón. Yo mismo en el pasado he sucumbido a la autocontemplación y a la soberbia. ¿de qué vale a un genio ser un genio si se convierte en un tipo despreciable?
— ¿Cómo era ese cerebro cuando eras pequeño?
— Aprendí a leer casi sin método, con apenas cinco años; aprendí a leer se puede decir que yo solo... Un día comprendí los graves problemas que trae ser en todo el primero, entonces supe que posiblemente era mejor ser el segundo, el tercero, el cuarto, el quinto. Yo he contestado varias veces mal a alguna pregunta en algún examen, intencionadamente. Ser el primero me daba y me da pavor.
— Raúl, ¿tú sabes lo que eres?
— Lo voy sabiendo... Yo era un chaval que todo lo miraba. Miraba en silencio. Solamente tenía ojos. Miraba y escuchaba...
— Rául, en tu pueblo, delante de la casa de tus padres hay una era grande y preciosa. ¿Qué fue lo que ocurrió en esa era?
— Tampoco yo lo tengo claro. A los cinco años viví un episodio muy intenso, quizás la antesala de lo que viví luego a los dieciséis años. No sé con exactitud lo que sucedió, si es que sucedió algo. Recuerdo verme mirando desde un lugar determinado de esa era la casa familiar diciéndome por dentro: ¿Cómo les cuento yo esto ahora a mis padres? No sé si fue el avistamiento de una nave, no sé si fue un encuentro con un ser de luz, no sé si caí en la cuenta de alguna cosa, no sé si en ese momento percibí quién era yo de verdad y cuál era la razón de haberme encarnado. Si te puedo decir que en ese momento entró en mí ser una conciencia muy grande. Vino a mi una gran alegría y a la vez supe que elementos extraños, oscuros, tratarían de impedir que un cometido que yo traía fuera llevado a cabo.
— ¿Y eso con cinco años?
— Sí. Es como si yo en ese momento supiera muchas cosas acerca de mí. Un niño tan pequeño que intuía que una vez, quizá en otro plano, decidió nacer a un cuerpo físico. Me sentí entonces como una vela recién encendida”.
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Tenemos 12 comentarios , introduce el tuyo:

  1. Toda vida está envuelta en misterio.

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  2. Me gusta cuando al final se dice "me sentí entonces como una vela recién encendida".

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  3. Es curioso ver cómo a medida que nuestro cuerpo va envejeciendo, incluso renqueando y enfermando, la infancia brilla cada vez con más fuerza; es como si aquello que vivimos en los primeros años de nuestra vida fuera lo máximo que hemos vivido. ¿Por qué tiene tanta importancia lo vivido en la infancia? Posiblemente porque se trate la época en la que nos hemos visto hacer todo con la máxima pureza.

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  4. La infancia nos protege de la "sobredosis mental" que padecemos cuando nos hacemos mayores.

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  5. Hay un cantautor segoviano, Alvaro Fraile que dice: "si brillo que sea para alumbrar".
    Raúl, una pregunta: ¿todos somos seres de luz?. ¿Hay seres de oscuridad?

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  6. Bonito lo que dice Álvaro Fraile.

    Todos somos seres de luz, y lo somos en la medida en que todos somos hijos de Dios. Todos tenemos el mismo 'soporte' individual, ese soporte no es otra cosa que el Alma. El Alma a su vez se ancla en el Espíritu (también llamado Yo Superior), que no es otra cosa que "una copia exacta" de la Divinidad, de Dios. Todos somos una copia exacta de Dios, esa es nuestra realidad más profunda.

    Y claro que hay seres de oscuridad. Es muy evidente que los hay, mirad sino el bioterrorismo del ébola que acaban de propagar de forma intencionada por este bello país llamado España. También hay que decir que ocasionalmente nosotros mismos podemos ser seres de oscuridad, porque todas las veces que no amamos, todas las veces que actuamos con envidia, con egoísmo, con mala intención, entonces también nosotros estamos siendo seres de oscuridad.

    Un abrazo.

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    1. ¿Puedes aclarar algo más eso de bioterrorismo del ébola?. ¿Quieres decir que se está utilizando el ébola para ocultar otras vergüenzas u otros conflictos?

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    2. Después de estar meses sin escribir en mi página, ayer he publicado un breve artículo sobre el ébola que igual alguna persona quiere conocer:

      http://www.masdeciencaballossueltos.blogspot.com.es/2014/10/ebola-una-nueva-campana-de-terror.html

      Un abrazo.

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    3. Valiosa visión.
      Gracias.

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  7. "Los niños no son el futuro porque algún día vayan a ser mayores, sino porque la humanidad se va a aproximar cada vez más al niño. La infancia es la imagen del futuro".

    Milan Kundera

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  8. Toda vida está envuelta en misterio y sustentada también por secretos. Llevamos nuestros misterios y nuestros secretos pegados a nosotros igual que la concha del molusco que se pega a la roca junto al mar.

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  9. Dice Ana María Matute con gran sabiduría: "La infancia no es una etapa de la vida sino que es un mundo completo, autónomo, poético y también cruel, pero sin babosidades".

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