Parece ser que existieron históricamente. Se trataba de astrólogos que estudiaban la conjunción de estrellas y otros fenómenos celestes e interpretaban así el presente y el futuro.
Sus nombres y origen, así como los regalos de la adoración es lo que la tradición ha ido acuñando con los años y el marketing comercial ha utilizado en su beneficio para inducir al consumo.
Hoy por hoy, la noche de Reyes está instalada en nuestra cultura y poco o nada nos interesa si fueron reales, cómo se llamaban, qué hicieron para pasar a la Historia y por qué se celebra una fiesta en su honor.
Lo que realmente cuenta es toda la parafernalia que se monta a su alrededor y la ilusión que genera su llegada, aún sabiendo –como aprenden a deducir los más pequeños- que es imposible que lleguen en una sola noche a todos los hogares, por mucho don de ubicuidad que puedan tener.
Hay teorías que entienden que no deberíamos inocular esta ilusión en los niños, pues se les enseña a creer en lo mágico y la desilusión ante la realidad les puede causar traumas más o menos serios. Puede ser.
Sin embargo, mi experiencia me dice que, entre los momentos más felices de mi infancia y de la infancia de mis hijas, se pueden contar varias noches-días de Reyes. Los preparativos, el secretismo circundante, la sorpresa...
Es ilusión. Claro que es ilusión. Pero ¿quién renuncia a la ilusión entre tanta cotidiana aridez? ¿Quién no necesita de vez en cuando un escape de la realidad?
Aunque se trate de una ilusión canalizada en fecha fija, marketinizada, incluso forzada, dejémonos arrastrar por ella. Al fin y al cabo por cosas peores nos dejamos llevar cada día.
La escribana del Reino
M.E.Valbuena
venga la ilusión, los preparativos para un acontecimeinto que sabemos es pura ilusión...pero también la imaginación es parte esencial de la persona. Lo dicho, vengan los Magos, la ilusión. ERASMO
ResponderEliminarPara mí,son un símbolo, significa que lo imposible se hace posible.Un detalle significativo hace verdaderos milagros...Sea por magia no de varita y sombrero sino de empeño, de ilusión, de deseo, de confianza, de humor y de muchas ganas de compartir "bienes".
ResponderEliminarEl poder, los reinados,don dinero se inclinan a lo pequeño, lo más pobre, lo insignificante...¿suena raro,impensable,no?pero es que no son personajes etéreos sino cada uno y una de nosotr@s.
Sin embargo, esta fiesta de tradición religiosa es lo contrario a lo que se está haciendo y representando desde el consumismo, regalos innecesarios sin ton ni son, comidas y cenas en las que se tira de todo, cuarenta cosas de lo mismo... y allá en los margenes de nuestra ciudad o nuestro mundo, están esos y aquellos pequeños que gritan sin voz esperando a que esa estrella que ilumina, se encarne en personas que se acuerden del verdadero significado de la epifanía.¿Compartir y dar sin esperar, son hoy un regalo?¿la magia no estará en algo de expandir gotas de com-pasión o apasionarnos con el otro y la otra?
Totalmente de acuerdo con tu comentario.
EliminarHay muchos momentos en la vida que a lo niños a medida que van creciendo hay que irles enseñando la realidad de la vida, y SI SE SABE ENSEÑAR, no tiene porque resultar un trauma.
ResponderEliminarEn estas fechas, cuando yo ya no creía en los Reyes Magos, pero mis padres nos seguían haciendo regalos; a mis 15 años empecé a organizar la entrega de los mismos de una forma diferente, y lo pasábamos muy bien, y cuando pudimos compartir con mi única y querida sobrina Beatriz éste día fue algo maravilloso. A uno de los amigos de mis hermanos les pedía que se disfrazaran de PaPa Noël y en el saco les metía todos los regalos para que nos los fueran entregando, ( según estoy escribiendo este recuerdo, me estoy emocionando), pues no puedo transmitir la cara de sorpresa, felicidad, alegria, de mi familia,además todos colaborando para que nuestra querida, nieta, hija y sobrina, lo viviera con la mayor sorpresa, magia y alucinación posible, que lo tengo grabado en mi corazón.
Pepi desea que en muchos hogares lo vivan por lo menos como hacía ella, pues lo de menos eran los regalos, si no todo lo que había organizado alrededor de la entrega de esos regalos, que para ella era el verdadero regalo.
Que no nos falte la ilusión, la alegría, el entusismo, l acapacidad
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