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| Encuentro. Foto Jesús Aguado |
Las pasadas fiestas siempre han sido proclives a multitud de encuentros, tal vez sólo anuales, que nos conmueven interiormente y nos hacen detener nuestra marcha habitual, aunque sólo sea para enterarnos de cómo les van las cosas a aquellos que, de una forma u otra, forman parte de nuestra vida o de nuestra historia.
Personalmente creo que todos los encuentros, por definición, son enriquecedores. Siempre aprendemos algo si no de los encontrados, sí de la forma en que nosotros reaccionamos o nos mostramos ante lo que no nos gusta, si se da el caso. Todos los encuentros nos proporcionan información más allá de las meras palabras y gestos comunicativos.
De entre los muchos que yo he vivido estos días quisiera guardar en mi memoria aquellos que, por inesperados, supusieron una grata sorpresa; aquellos que, esperados, me regalaron momentos de gran alegría e intensidad; y aquellos otros que, de cualquier forma, me generaron ilusión.
Y quisiera olvidar, aunque no creo que pueda, aquellos en los que algunos integrantes, a fuerza de repetir a diestro y siniestro que odian las navidades y que para ellos todos los días son iguales, consiguieron darme la tarde, la noche o el día entero.
En cualquier caso -vuelvo a repetir- de todo se aprende. Y si estos últimos no fueron encuentros gratos, al menos me han servido para ver dónde tengo que cambiar mi actitud, dónde poner límites, y dónde decir no. Magnífico aprendizaje.
La escribana del Reino
M.E.Valbuena
Magnífico aprendizaje. Pienso lo mismo.
ResponderEliminarGrata sabiduría. Yo hoy he aprendido que ver nevar una maravilla y que neustros campos estarán más felices y contentos. Ya la Escribana nos lo ha dicho en otras ocasiones y quiero evocar: "todo nos sirve para el bien". Gracias escritora de todos los domingos. Gracias por extender tus reflexiones más allá de tus propios límites. Gracias por tu esfuerzo y tu atención. Gracias por sigues creciendo con los que te leen y escuchan. Con gente así, el Teléfono de la esperanza seguirá siendo grande. No nos dejes nunca.
ResponderEliminarUna de las grandes enseñanzas del T. de la E. es: "No hay que adelantarse a los acontecimientos".
ResponderEliminarPepi días anteriores a las Navidades, estaba muy triste, llorando cada poco de la pena que la daba pensar que llegaban las Navidades y ya no las `podía compartir nunca más con sus "QUERIDOS PADRES". La estructura familiar le ha cambiado por completo, y sabe que con la única familia que puede contar y que nunca la va a fallar es: "ELLA CONSIGO MISMA". Un día se le encendió la bombilla y se dijo: "El que las pases mejor o peor depende de ti, vale ya de adelantarte a lo tristes que las vas a pasar por lo que no tienes, así que ponte a pensar de que forma las `puedes pasar lo mejor posible y disfrutar de lo que puedes tener y no de lo que no tienes".
Ahora que han pasado está muy satisfecha, porque he dado un paso más en su crecimiento personal.
Todos los que forman parte del T. de la E., de una manera u otra siguen colaborando en su crecimiento. Gracias.
La vida es encuentro: unas veces nos gusta, otros no, otras ni fu ni fa. La sbiduría es valorar esos encuentros desde la propia persona. Así, todos serán estupendos. Difícl, claro, como la vida misma. ERASMO
ResponderEliminarLa verdad, de todo encuentro se aprende. estoy de acuerdo. Nuestra vida es un aprendizaje, si se quiere, si no, es estar amargados todo el tiempo y no solamente uno sino a los que tenemos a nuestro alrededor les amargamos más.
ResponderEliminarGracias por tus enseñanzas. Me encanta leer tus reflexiones.