El que da, no debe volver a acordarse;
pero el que recibe nunca debe olvidar
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lunes, 7 de enero de 2013

VIVIR SANAMENTE EL PRESENTE




El hombre no es el resultado de un calendario, ni de un reloj, sino es el resultado de la manera que ha vivido o va a vivir los hechos de su existencia. Por esto podemos afirmar que una persona no se distingue por su pasado o futuro, sino por la manera de elaborar y metabolizar cada una de sus experiencias, tanto las positivas como las negativas.

Se pueden distinguir tres formas patológicas de vivir el tiempo: la persona depresiva se siente invadido por la culpa del pasado y el miedo al futuro; la persona ansiosa quiere adelantar el futuro y parece como si le faltara tiempo para realizar las tareas cotidianas y la persona maníaca pretende transformar el presente: su euforia y alegría desbordante es una manera de huir de la situación angustiosa del momento actual. La normalidad se encuentra en ser capaz de armonizar esos tres instantes: pasado-presente –futuro.

Es cierto, como afirma Rollo May que el hombre tiene el poder de “mirar antes y después” para tomar conciencia de sí mismo. Así si tengo que ir a una entrevista de trabajo es bueno que ensaye antes lo que voy a decir (futuro) y que tenga en cuenta experiencias parecidas anteriores (pasado). Pero estas vivencias pasadas no son determinantes para la actualización presente: así no podemos ampararnos en que nuestra familia de origen fue un caos (padre alcohólico, malos tratos, graves problemas económicos, etc) para justificar los actuales resultados académicos o la mala relación de pareja. Tampoco el futuro puede invadir de tal manera nuestras vidas que nos bloquee, ya que esa angustia es estéril por doble motivo: no sirve para resolver el problema (pues aún éste no se ha producido) y además está provocando angustia que lo único que consigue es más angustia.

También para vivir sanamente el presente debemos dosificar los diferentes problemas y no vivirlos de forma global: la enfermedad del marido, el bajo rendimiento académico de un hijo, los problemas laborales y un largo etcétera pueden estar presentes en nuestras vidas. La única salida válida es lo que ya se recoge en la célebre frase de Julio César: “divide y vencerás”, es decir hay que fragmentar los problemas e intentar soluciones parciales no globales.

Alejandro Rocamora Bonilla
Psiquiatra

Tenemos 2 comentarios , introduce el tuyo:

  1. Práctica reflexión de Rocamora: vivamos el presente, y fraccionemos los problemas para afrontarlos con más garantía de éxito. Siempre se dijo, que el que va poco a poco, llega más lejos, qn cambio quien quiere ir corriendo se agota y además no ve lo que hay por el camino. Lo dicho: poco a poco y lo que hya en cada momento sin agustias por el futuro y sin quedarse en el pasado. Catilina

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  2. Pepi cada día lo tiene más claro: Hay que vivir el presente.
    A mi me parece muy bien que se fragmenten los problemas, pero añado; y que "HAY QUE OCUPARSE DE RESOLVERLOS", porque, ¿de qué sirve que una persona fragmente sus problemas, si no los resuelve?.
    Me pareció una gran enseñanza en un curso del T. de la E., cuando nos dijeron que: "los problemas hay que ocuparse de resolverlos no preocuparse".

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