El que da, no debe volver a acordarse;
pero el que recibe nunca debe olvidar
Blog
lunes, 18 de febrero de 2013

¿HOJA DE RECLAMACIONES U HOJA DE AGRADECIMIENTO?





Hace unos días cenando con unos amigos surgió el tema de la necesidad de protestar, y dejarlo por escrito, cuando nos sintiéramos maltratados por un dependiente, un médico o cualquier funcionario. Alguien enfatizó la necesidad de exteriorizar nuestro malestar cuando algo nos molestara, pues esto potenciaba nuestra autoestima y fortalecía nuestros derechos ante los demás. La conversación derivó en mil y un ejemplo en los que los comensales expresaban su “valentía” al haber protestado ante el retraso del autobús, la atención en la consulta médica y en muchas más situaciones. Parecía como si el que más protestara o denunciara fuera más auténtico, más poderoso o más persona. En un extremo alejado de la mesa una mujer que hasta ese momento no había abierto la boca, dijo de forma sencilla: “Por mi parte, cuando acudo a un centro comercial o a un taller o a un hospital, etc. siempre que me siento bien atendida procuro recompensar a mi interlocutor con una sonrisa y además después hago una llamada al Servicio de Atención al Cliente del centro para expresar mi agradecimiento…” Se produjo un tenso silencio como si un extraterrestre hubiera entrado en la sala.

Hoy al recordar esta anécdota considero que hemos pasado de un asumir todo lo que nos ocurre (no protestar por nada, propio de una sociedad dictatorial) a protestar por todo (en una sociedad democrática). Esto último, considero que es sano: ser capaz de protestar y denunciar cuando consideramos que nuestros derechos han sido pisoteados, pero recordando la cena con mis amigos, considero que el mundo sería mejor, si junto a la Hoja de reclamaciones existiera una Hoja de agradecimiento, por el buen trato recibido.

Es más, imaginaos como sería el mundo si en la familia, en el trabajo, en la relación con los amigos, en el contacto diario con el panadero, carnicero o el barrendero de nuestro barrio, por poner solo unos ejemplos, existiera una Hoja de agradecimiento por la buena comida que nos ha sido preparada, o por la sonrisa con la que nos vende el periódico o la carne o el pescado o por lo limpia que está la calle, por poner solo unos ejemplos. Estaríamos en un mundo más humano.

Al finalizar la cena, donde había sido tratado con gran profesionalidad y con gran amabilidad, miré a nuestro camarero y con una gran sonrisa exclamé: “Gracias, por su agradable atención”. Entonces pensé que la revolución de la Hoja de agradecimiento había comenzado.


Alejandro Rocamora Bonilla
Psiquiatra

Tenemos 3 comentarios , introduce el tuyo:

  1. ¡Ojalá en todos los lugares existiera esa hoja de agradecimiento!. Muy buena idea lka del psiquiatra

    ResponderEliminar
  2. ¡Cómo me gusta esto! Denunciar lo denunciable, claro que sí. Pero destacar lo positivo, decir: qué bien has hecho las cosas, ¡cómo me han gustado!, hariamos un mundo más feliz. Me ha encantado. Catilina

    ResponderEliminar
  3. Los gestos siempre hablan más que las palabras. Éstas se quedan, a veces, escasas para recoger la grandeza de los sentimientos y estos se escapan, y se diluyen libremente sin ellas.

    Hay que tener valentía para decir lo que uno piensa, en cualquier caso, tanto desde la protesta como desde el agradecimiento (que son los dos supuestos que se recogen aquí).

    Una mujer sencilla, callada, alejada del grupo, nada común “como una extraterrestre” es la que nos invita a todos a esta reflexión bellísima, sin duda, de gratitud hacia lo que tenemos y lo que diariamente se nos brinda, se nos regala para que "SONRIAMOS" y sepamos decir: "¡GRACIAS!".

    Hipálage

    ResponderEliminar