El que da, no debe volver a acordarse;
pero el que recibe nunca debe olvidar
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domingo, 10 de febrero de 2013

UNA OBSERVACIÓN





El otro día amaneció nevando en mi ciudad. Era una nieve suave y floja que, a todas luces, no iba a cuajar. Salió el sol. Y no cuajó.

Volvió a nevar, esta vez con más fuerza. Copos grandes y algodonosos que iban acumulándose y dando una tonalidad blanca a las calles y los tejados. Pero volvió a salir el sol. Y volvieron a disolverse las manchas blancas de nieve.

De nuevo el cielo se encopetó, tapó al sol y escupió nieve con mucha más fuerza y en mayor cantidad. Esta vez parecía haber ganado la partida. Los prados, jardines, árboles y tejados ya estaban cubiertos y los copos de nieve, cayendo alocados y espesos, dificultaban la visión. Finalmente apareció el sol y su calor disolvió lo que parecía que ya estaba instalado.

¿A dónde quiero llegar con todo esto?

A que el calor puede con la nieve, por dura, espesa y fría que ésta sea. Aunque hubiera cuajado más y hubiera cubierto todo de blanco la fuerza del sol habría acabado fundiéndola.

Del mismo modo que el calor del cariño, la aceptación incondicional y el sentimiento de sentirse querido acaban fundiendo las resistencias internas y los bloqueos personales que nos aíslan y nos dañan.

Una vez escuché a un médico decir que, para la salud anímica, era más eficaz una sonrisa y un abrazo que una pastilla. Tal vez parezca exagerada la afirmación, pero todos los que nos sentimos queridos sabemos la fuerza y el calor que proporciona este sentimiento. Más que cualquier otra cosa.

Si sentimos frío, si la nieve acampa en nuestra alma, si nuestro interior es un paisaje inhóspito y helado, dejémonos calentar por el calor del sol, dejémonos disolver por su luz, dejémonos querer.

La Escribana del Reino
M.E.Valbuena

Tenemos 4 comentarios , introduce el tuyo:

  1. Totalmente de acuerdo.Por algo el astro rey ha sido venerado como dios en muchas culturas y desde siempre.Luz misteriosa que calienta y da vida.
    El amor crea la mejor condición para curarse de todos los males que afectan al alma y en muchos casos, al cuerpo; muchas enfermedades se psicomatizan.
    A quererse pues, y a saber quererse!

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  2. Dejarse querer... ¡Qué difícil!

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  3. Ante todo a nosotros mismos nos debemos de querer a raudales y aumentar día a día ese cariño, así tendremos fortaleza y buen espíritu para saber disfrutar de la vida y enfrentarnos a resolver todos los problemas que se nos presenten.
    También al querernos a nosotros mismos, vamos a querer a los demás, y por tal motivo sin pedirlo recibiremos cariño. Existe normalmente una empatia entre las personas que dan y reciben.
    Comentando de todo un poco. A Pepi, le está encantado este día: gris, ventoso, frio, y lluvioso.

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  4. Siento que es verdad lo que dice la escribana. Yo lo he experimentado.

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