El que da, no debe volver a acordarse;
pero el que recibe nunca debe olvidar
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lunes, 15 de julio de 2013

EL RINCÓN DEL OPTIMISTA

siembra y recogerás


Huertaterapia


De más joven siempre pensé que eso de cultivar un huerto era cosa de jubilados, para que pasaran el rato. Ahora ya no pienso lo mismo. Reconozco el valor que tiene la huerta para las personas mayores, efectivamente porque están entretenidos e ilusionados con que crezcan las hortalizas o los árboles den sus frutos. Pero el verdadero efecto terapéutico se da mucho más en personas no tan mayores. Mi padre me cedió el testigo de la huerta del pueblo hace ya algunos años por problemas físicos y de salud. Nunca le agradeceré lo suficiente el regalo que me hizo entonces. Preparar la tierra, quitar las malas hierbas, plantar, regar, cavar, labrar… y sudar para saber lo que cuesta arrancarle a la tierra sus frutos. Podar los frutales, aprender lo que precisa el árbol dejando sólo una parte de las ramas viejas para que tenga fuerzas para que broten las nuevas con sabia suficiente y te regalen esas ricas manzanas, peras, ciruelas, cerezas, melocotones... Regar, abonar, volver a regar… Muchos ayuntamientos han puesto en marcha huertos sociales repartiéndolos entre los ciudadanos por un precio simbólico. Una idea estupenda pensada en la gente mayor, pero yo extendería la propuesta para otras personas, como para los desempleados, que no sólo encontrarían una forma de pasar las horas sin desesperarse por la ausencia de trabajo, sino que es un excelente aporte de alimentación de subsistencia con una gran calidad: ajos, patatas, guisantes, cebollas, tomates, pimientos, berza, calabaza, calabacín, berenjena, acelga, zanahoria, judía, puerro, lechuga… Y la satisfacción de saber que ese producto es el fruto de tu trabajo, del esfuerzo de tus manos. Y luego poder compartir esos frutos con la familia, los amigos… Vamos, que con esto quiero llevaros al huerto, no sé si os estáis dando cuenta.

Y ya si pones unos pollos de corral y unas gallinitas para tener huevos de esos caseros, no te digo ya. Detrás de todo esto que hoy os cuento está el gran amor y admiración que siento hacia los pueblos y a todo lo rural. Y el deseo, quizás utópico, de que la vida en los pueblos pueda revitalizarse.

De los muchos refranes de huerta que circulan dejo aquí alguno bueno:

-Cuando hay frutas en la huerta, hay amigos en la puerta.

-Agua del cielo no quita riego.

-Donde no hay mata no hay patata.

-Cada cosa a su tiempo y los nabos en Adviento.

-Huertas y mujeres, uso continuo requieren.

-Huerta sin agua y mujer sin amor, no sé qué será peor.

-Planta, siembra y cría y vivirás con alegría.

-El huerto, para causar placer, por la mañana lo has de ver.

Asín sea.

Juanito.
Periodista.


Tenemos 4 comentarios , introduce el tuyo:

  1. Me uno Juanillo a tu admiración y devocación.
    Para mi mi pequeño huerto es un lugar sagrado.
    Después de las faenas me gusta sentarme, saborear con la vista como crecen las hortalizas, los árboles. Fijarme como lo visitan los pájaros.
    Ayer mismo estuve siguiendo en silencio el vuelo de una mariposa. Me pareció el vuelo de un ángel que me visitaba. Le puse nombre, Araceli. Estaba feliz y contenta.
    No sigo, que me atan... Abrazos.

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  2. Hay los huertos y los pueblos...hay en ello mucha poesía...necesaria para vivir...pero la realidad luego se impone y la necesidad de pisar tierra y trabajar para ganar un sueldo...si son compatible estupendo...Porque poesía y prosa son las dos necesarias. Norecic

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  3. Juan, me gusta mucho este pàrrafo: "quitar las malas hierbas, plantar, regar, cavar, labrar… y sudar para saber lo que cuesta arrancarle a la tierra sus frutos" . . . es la vida tal cual.
    Elena.

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  4. Como seres que vivimos en sociedad, diariamente estamos "sembrando", y según nos relacionemos así recibiremos. Pepi.

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