El que da, no debe volver a acordarse;
pero el que recibe nunca debe olvidar
Blog
domingo, 28 de julio de 2013

LA ESCRIBANA DEL REINO



- La canción del verano –


He estado escuchando atentamente lo que damos en llamar la canción del verano. Música pegadiza y letra absurda: repetitiva y sin contenido.

Después de escucharla me ha quedado pensando qué nos ocurre en verano. ¿Nos atontamos? ¿Nos dejamos llevar por la superficialidad más desmedida? ¿Adoptamos una pasividad tan extrema que tragamos lo que nos echen? ¿Pasamos de todo?

El tema da para pensar.

Yo creo que el verano es un buen tiempo para recargar energía, para activarnos emocional y físicamente, viajando, leyendo, meditando, encontrándonos, celebrando, probando cosas nuevas, llevando a cabo esas actividades que durante el año vamos dejando un poco apartadas por falta de tiempo o ganas, aprovechando los días largos y el clima cálido. En definitiva, viviendo.

Pero llega junio y empezamos a oír y cantar “canciones de verano”, a identificarnos con su facilona filosofía, a vaguear y a dejar pasar los días y los momentos sin reparar en ellos. Nos adormecemos y nos amuermamos.

Y, cuando queremos darnos cuenta, estamos de nuevo en septiembre. Y entonces nos invade un sentimiento de pérdida de tiempo, de arrepentimiento incluso por el desaprovechado verano, de “qué duro es vivir” y “cuánto cuesta la rutina”. Y encaramos el resto del año con desgana y apatía, más cansados que cuando lo empezamos.

En fin, si Gurb (el famoso, gracioso, inteligente e ingenuo personaje ideado por Eduardo Mendoza) volviera a visitar la Tierra, nos vería aún más peculiares que cuando lo hizo hace años.

M.E.Valbuena

Tenemos 5 comentarios , introduce el tuyo:

  1. Lo siento "escribana", no conozco a Gurb, pero te comunico que a mi el verano me carga las pilas enormemente, me siento muy activo desde que sale el sol hasta que se pone y hago pequeños o grandes trabajos típicos de estas época (reparaciones domésticas como ponerle un mango de madera a un cuchillo que lo perdió, reparar la bodega que se la ha caído una viga, pasear con el perro, ayudar en la labores de la huerta, hacer la paella los domingos y alguna otro comida y labores de casa. TODO ESTO ME CARGA LAS PILAS Y NO EL ESTAR RECLUIDO EN UN CONVENTO LEYENDO........

    ResponderEliminar
  2. A mi la climatología me condiciona. Prefiero el invierno al verano. En el invierno hago todo lo que tenga que hacer a cualquier hora, pero en verano no, por el excesivo calor para mí, pero no por eso dejo de hacer cosas; soy una persona muy activa y como todavía no he disfrutado de las vacaciones, aprovecho en casa hasta que salgo a limpiar mi apartamento hasta el último rincón, esto para mí es como me hiciera una limpieza interior: tiro cosas, otras las cambio de sitio, otras las doy, o las guardo en el trastero etc. etc.etc. y me produce una gran satisfacción.
    Pero Pepi está deseando empezar sus vacaciones para cambiar totalmente su desarrollo de vida.

    ResponderEliminar
  3. He aprendido en el verano a no hacer muchos propósitos. Ahora sólo me digo: que no quiero dejar de hacer en esta temporada. Y eso lo hago y si además surgen otras cosas mejor, pero sin agobios. Creo que no se trata de hacer mucho sino de vivir con consciencia,¿no te parece escribana?

    ResponderEliminar
  4. Yo en verano no estoy dispuesto a dejar de visitar este blog. Éste sí que proporciona energía de la buena. Es mi 'droga' diaria. Bendita droga.

    ResponderEliminar
  5. Me uno al 4º anónimo. Para Pepi también es una maravillosa droga, que vuelve a entrar antes de comenzar su descanso nocturno.

    ResponderEliminar