El que da, no debe volver a acordarse;
pero el que recibe nunca debe olvidar
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domingo, 9 de marzo de 2014

LA ESCRIBANA DEL REINO


-      Nieve en marzo -

         Cuando ya los días son considerablemente más largos, los pájaros cantan durante más tiempo y los nuevos brotes de la naturaleza pugnan por florecer, marzo nos da de nuevo nieve. A quince días de la entrada oficial de la primavera el invierno se resiste a marchar, dando últimos coletazos de nieve, temporal y alarma climática. ¡Como si no lo hubiera hecho bien este año!

         Salvando las distancias, la situación me recuerda nuestras propias resistencias al cambio.

         Estamos tan parapetados en nuestra zona de confort, tan protegidos por nuestra fría coraza, tan concentrados y encerrados en nuestro propio ser, que nos da miedo abrirnos a lo nuevo. Tememos salir para no enfrentarnos a posibles retos. Tememos abrir un poco la coraza por si el sol, calentando demasiado, nos obliga a prescindir de su protección. Tememos mirar a los ojos de otros abiertamente por si nos asusta nuestro reflejo en ellos.

         Y no vemos que el cambio nos trae la primavera.

         Ciertamente, con sus altibajos y revolcones emocionales, sus días “locos”, sus niveles de polen, sus cambios caprichosos, su aire y su lluvia. Pero también con su luz y su alegría juguetona, que no es otra cosa que la vida luchando por imponerse.

         Podemos hacer como este duro invierno: negarnos a dejar hábitos de autoprotección, calentitos y seguros (pero invernales al fin y al cabo). O podemos abrir nuestras puertas interiores y exteriores a la locura del porvenir con todos sus riesgos.


                                                                           M.E. Valbuena

Tenemos 6 comentarios , introduce el tuyo:

  1. Me gusta esta última invitación: ¡abramos nuestras puertas a la locura del porvenir!

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  2. Pues yo quiero abrit las puertas al presente, la lucha y la aceptación. Muy bonita comparación.
    Paco

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  3. ¡Anclarnos nunca!. Siempre tenemos que enfrentarnos a las renovaciones, a los cambios por duros que nos resulten; ahí es donde sentimos que estamos vivos. Pepi.

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  4. Abrir, abrir, abrir...

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  5. La vida que lucha por imponerse dentro de nosotros, a veces a pesar nuestro, ¡menos mal!

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