El que da, no debe volver a acordarse;
pero el que recibe nunca debe olvidar
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sábado, 1 de noviembre de 2014

Contratiempo

El rincón del optimista
Juan

Los monstruos aparecen cuando menos te lo esperas.
Uno hace por vivir de la mejor forma posible, con optimismo, en paz, de forma positiva y buscando la bondad aunque lo que nos rodee principalmente sea justamente la maldad. Y os prometo que lo consigo durante muchas horas del día e incluso durante días enteros, el problema surge cuando surge el problema, es decir, cuando aparece el imprevisto, el accidente, el contratiempo. Ahí se te derrumban los esquemas, sale la bestia que llevas dentro y se viene abajo el aprendizaje que atesoras. Sin embargo, en los últimos contratiempos que me han sucedido, me gustó la forma en la que reaccioné y quiero compartirlo con vosotros por si a alguien le sirviera de modelo o de espejo en el que reflejarse.


Fueron dos sucedidos en poco intervalo de tiempo, apenas una semana y curiosamente producidos en el mismo lugar: una avería en el coche y un golpe con un hierro en una de mis piernas. Hay tres fases diferentes en el proceso que paso a enumerar:
1.- Durante 2-3 minutos, más o menos, me permití maldecir mi mala suerte e incluso creo que eché algún sapo malsonante por la boca para desahogarme. Sólo en esta fase tuve pensamientos de arrepentimiento y culpa: si hubiera hecho esto…, si no hubiera hecho lo otro…
2.- Pasado el ‘calentón’ inicial me permití otros 5 minutos para pensar, ver los pros y los contras, comprobar que lo que me ocurría no me iba a provocar la muerte, pues uno de los problemas se solucionaría con un poco de tiempo perdido (creo que por eso se llama contratiempo) y una cantidad de dinero indeterminada; y el otro, aún siendo de salud, sabía que tenía también reparación pasando por el ‘taller’ médico.
3.- La tercera fase la llamo ‘manos a la obra’. Esta acción es la que he aprendido en los últimos tiempos a poner en práctica con mayor eficacia. Concluida la fase de lamentos y de meditación se trata de dar solución práctica al problema. En un caso fue la llamada a la grúa para ir al taller y otras llamadas posteriores a la familia y amigos para informar de la situación y posponer los planes ya trazados y frustrados por la avería; en el caso de la pierna, pedir ayuda para acudir al centro de salud, puntos de sutura, inyección antitetánica y curas sucesivas en enfermería hasta que aquello quedó en una cicatriz.
Al final saco conclusiones: nuestras vidas se componen de muchas cicatrices que no son más que el recuerdo de problemas que acabaron en solución. Pero considero de enorme importancia que las heridas cicatricen bien, que aunque se hayan infectado sean limpiadas, desinfectadas y curadas como Dios manda, puse una herida mal curada (también vale para el espíritu) tiende a supurar y a recordarnos que el dolor es una señal de que algo no va bien, con el riesgo de que se nos junte un contratiempo con el siguiente o, como dice/decía mi madre, se junte el hambre con las ganas de comer.
PD: Me parece que esta idea la he escrito ya en otros apuntes. Pido disculpas por la reiteración, pero también me recuerdan a menudo que tengo fecha de caducidad, que soy finito, motivo por el que practico el carpe diem. Por eso aprovecho el momento. Te invito a que tú también lo aproveches.
Asín sea.

Tenemos 5 comentarios , introduce el tuyo:

  1. Un "contratiempo" se subsana "encontrando tiempo" para resolverlo. En la calma nace siempre la solución.

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  2. Inevitablemente la vida está llena de heridas. Aprender a cerrarlas es tarea que hemos de asumir. Como dice Juan, para que dejen se supurar. Porque si supuran huelen, aburren, atormentan, nos ponen de muy mal pelaje, y nos impiden vivir con normalidad y en paz. Sí, hay que aprender a cerrar bien las heridas. Otetipe

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  3. Me quedo con esta frase: "en los últimos contratiempos que me han sucedido, me gustó la forma en la que reaccioné y quiero compartirlo con vosotros por si a alguien le sirviera".
    Gracias Juan

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  4. Reconocer los contratiempos, aceptarlos, e integrarlos son los pasos principales para Pepi para darles una solución.

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  5. Los contratiempos son las situaciones con las que no contamos, las que no planeamos y esas son exactamente las que nos hacen aprender.

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