La medida del dolor

Conversaciones con mi mente

M.ª José Calvo Brasa

La medida del dolor solo quien lo sufre la conoce. Lo que para mí es mínio, para otra persona puede ser insoportable. Por eso no se puede desdeñar el sufrimiento de nadie, dándole la espalda a quien consideramos que no “padece tanto como yo”, o como fulano, o mengano.

Todos tenemos, o mejor hemos tenido, supuestos amigos sobrados de egocentrismo, centrados en sus propios mundos, necesitados de escucha ante sus agonías y que, sorprendentemente nos dan la espalda cuando nos acercamos con las nuestras. Puede que por que su padecer, tan agudo y acuciante, requiriera toda su atención, mañana, tarde y noche, o puede que porque el nuestro, no alcanzase la media de “grande” según baremo misterioso que sólo ellos conocen.

Incluso puede que nosotros mismos hiciésemos lo mismo alguna vez… Todo es posible en este mundo nuestro.

Pero el dolor no tiene medida. Y los seres humanos estamos aquí para escucharnos y apoyarnos cuando podemos y cuando lo necesitamos. Siempre que podamos ayudar y apoyar, claro está. Es un dar y tomar continuo, y cuando ese circuito humano se rompe, vía egocentrismo, la persona comienza a quedarse sola. No sería malo si esa situación la viviera como espejo para comprender  que es necesario transcender el territorio acotado por el propio ombligo, aunque solo sea de vez en cuando, para tender la mano al resto, tan solo con un simple “cómo estás hoy”.

Lo malo es que con frecuencia se acusa a los demás de abandono y de ese egocentrismo ciego que se padece en carne propia.