El que da, no debe volver a acordarse;
pero el que recibe nunca debe olvidar
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viernes, 14 de noviembre de 2014

El ojo del huracán

El rincón del optimista
Juan
Sabes que un huracán, un ciclón o un tifón, es sobre todo velocidad, energía, ruido, ajetreo, sacudida, estremecimiento… pero no sé si sabes que no todo el huracán es igual, pues el centro del mismo, el llamado ojo del huracán, es curiosamente calma, silencio, amplitud, serenidad… ¿Parece una contradicción, verdad? No lo es, ambas partes son huracán. Las personas somos y solemos situarnos la mayor parte del tiempo en esa parte exterior del huracán, en las prisas, la intranquilidad, el desasosiego, la excitación, la oscilación… y dejamos de lado la reflexión, la calma, la meditación, la mirada interior… Pero ambos ámbitos forman parte también de la misma persona. Somos a la vez huracán y ojo.
No te pido que te hagas yogui, ni budista, ni la persona más trascendental o espiritual del planeta, pero si te digo que no resulta nada complicado hacerte contemplador de la realidad más convulsa desde la calma y te animo a que lo intentes, lo practiques. Es una de las cosas que de siempre más me ha preocupado, cómo reaccionar en esas situaciones de huracán, que por cierto nos ocurre cada dos por tres. Lógicamente que se logra más fácilmente si acostumbras a dedicar una parte del día, aunque sea pequeñita, a meditar en silencio. Y digo meditar como algo tan simple como tomar conciencia del aquí y el ahora, sin rechazar lo que ocurre a tu alrededor ya sea en forma de ruido o sean tus mismos pensamientos que te llegan, te asaltan, tu otro yo que habla, que te azuza. No pasa nada, déjalo estar. Está bien.
Si no me crees, intenta hacer esta dinámica que yo practico a menudo. Estás en la calle, en el trabajo, en el mercado…, ves que el ruido, la actividad, los problemas están a punto de superarte, de desbordarte, estás a punto de huir, de salir corriendo. Ese es el momento de acordarte del cuento del huracán, de permanecer en silencio, abrir ojos, orejas y resto de los sentidos (incluido el común, que es el más práctico) y observar que toda la fuerza, el torbellino que estás viviendo y que parece que te va a volver loc@ puedes vivirlo desde una posición neutra sin dejarte arrastrar, como el espectador de una película que ves en la sala de un cine, como el narrador de una historia que tiene que observar para poder contarla. Y a la vez puedes repetir algún mantra de este estilo: “Yo controlo”, “No ocurre nada grave e irremediable”, “Acción-reacción-repercusión”, “Mi mente la domino yo, luego yo decido”, “No me gusta lo que veo, pero me gusta cómo lo afronto”, “Estoy vivo, que no es poco y esto no me va a matar”. “Todo pasará y lo podré ver como una experiencia más que me servirá para crecer”.
Si logras salir airoso de esa situación habrás evitado una crisis de ansiedad y una frustración por no haber salido ‘dañado’ de ahí, y ya sabes que las frustraciones acaban saliendo tarde o temprano, cuanto menos te lo esperes, para que reordenes tu desorden, como otra oportunidad de aprobar en septiembre lo que no aprobaste en junio. Recuerda, cuando estés en pleno huracán no salgas corriendo, busca el ojo donde reside la calma, el orden, y deja de ser el protagonista para convertirte en espectador.
Asín sea.

Tenemos 8 comentarios , introduce el tuyo:

  1. Es verdad. "“Todo pasará y lo podré ver como una experiencia más que me servirá para crecer”.

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    1. Lo más importante es darte cuenta en ese momento de zozobra y convulsión de que ese "todo pasará", sin esperar a que haya pasado. Las cicatrices de este modo apenas dejarán rastro. Juan.

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  2. Optimista, una comparación muy apropiada, muchas gracias, me ha gustado mucho.

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  3. En una ocasión vi una foto en la que habia una barca en un mar muy bravo, con inmensas olas, lluvia, truenos y viento, la persona que estaba dentro de esa varca me transmitió paz, desde ese día comprendí que se podía estar en calma ante una tempestad.

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    1. Muy cierto, aún sabiendo q tras la tempestad llegará la calma, considero crucial prepararnos, armarnos para saber actuar con calma en la propia tormentas, que las hay a menudo y de todas las clases.... hasta en verano, q a veces son las peores. Juan.

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  4. Muchas gracias por compartir con todos tu apendizaje Juan. Un abrazo

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  5. Tienes muchisima razòn Juanillo!! Pero, mucha! Lo realmente dificil es mantenerse en ese ojo!!!

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    1. Amiga Natalia, mas difícil q mantenerse en el ojo es verlo, buscarlo, con la confianza de que existe y que se puede alcanzar. Nuestra mente es muy complicada, el reto es conocerla, controlarla y aprovecharnos de la sabiduría intrínseca q cada uno llevamos dentro. Besos, Juan.

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