EL ASFALTO QUEMA CASI TODAS LAS HIERBAS

El asfalto quema casi todas las hierbas, por eso, de vez en cuando, es preciso buscar otras fuentes donde alimentar novedades y frescuras. Así, los reporteros de este blog, decidimos hospedarnos por unos días en el Monasterio de la Trapa en San Isidro de Dueñas, Palencia. Buscábamos soledad y silencio para seguir rumiando nuevas ideas y abrirnos a nuevos horizontes, para saciar nuestra sed en otras aguas, que nos habían dicho que eran limpias y sanas. Muchas son las voces – egregios terapeutas humanistas - que el camino de la salud emocional avanza en la línea de la “inteligencia espiritual o transpersonalidad”. Nuestro deseo no era otro que experimentar, abrirnos a otras realidades y poderlas contar desde nuestra propia vivencia.

Al Padre Gonzalo, Abad durante 12 años, le preguntamos:

- ¿Qué se esconde detrás del silencio?

- El silencio

- ¿Y detrás del silencio del silencio?

- Más silencio

- ¿Entones?

- ¿Entonces qué?

- ¿Dios?

- Dios es silencio, nos dijo con su cara templada, amable, alegre, serena, desmemoriada.

No hay maduración sin silencio y sin soledad. Os aseguramos que cuando se cierran las puertas del Monasterio o sin cerrarlas, acechas dentro de ti, sale todo a borbotones, lo bueno y lo malo, sin huida posible. Salen tus miedos, tus vergüenzas, tus utopías y grandezas, y te sientes atrapado desnudo, sin disfraces y sin mentiras. Sin posibilidad de huir.

Es el momento preciso de pararse, sentarse tranquilamente y escuchar, escuchar los ruidos del corazón, los mensajes del alma, los vaivenes de nuestras tripas, escuchar para metabolizar, abandonar el pasado y entregarnos a vivir hoy, cada instante, de una forma más liviana y saludable.

Esperamos sorprender a nuestros amigos/as del blog con una amplia entrevista con un hombre del silencio, la soledad y la meditación. El testimonio gráfico ya obra en nuestras manos. ¡Queremos saber tantas cosas! El P. Gerardo, hombre bueno y profundo donde los haya, nos despidió con un abrazo sonoro y una sonrisa de mar a mar: “A Dios hay que esnifarlo”. Y aquella otra: “no me creo ninguna teoría o idea que no se apoye en el amor”.

Todavía permanecen en los reporteros de este blog aromas de paz, sosiego y hondura, esos sentires que logramos respirar en un monasterio abierto a las entrañas de las tierra y a otros paraísos.