El que da, no debe volver a acordarse;
pero el que recibe nunca debe olvidar
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domingo, 18 de marzo de 2012

AY, AY, AY



De un tiempo a esta parte no oigo más que lamentos por donde quiera que vaya. Se quejan los funcionarios, los jubilados, los sindicatos, los camioneros, los trabajadores, los empresarios, los alumnos... Todos.

Motivos hay. Y muchos. No voy a enumerarlos por no convertir este escrito en un lamento más, pero cada uno tiene los suyos y prácticamente todos acaban en la palabra “crisis”. Esta crisis que se extiende por nuestra vida como una mancha de aceite y nos lleva a hablar de ella un día sí y otro también con un tono de impotencia contagioso.

No seré yo quien diga que no nos quejemos. Al contrario, reclamar lo que creemos nuestro es un aprendizaje vital que deberíamos ejercitar siempre que sintamos que nos están tomando el pelo, que nos venden humo, o que nos conducen a un callejón con una única salida.

Pero sí afirmo que el lamento por el lamento no conduce a otra cosa que a bloquear soluciones y a situarnos en un estado de inmovilismo destructivo. Por aquello de que todo lo que no se renueva se muere.

La crisis seguirá ahí lo queramos o no. Pero nosotros podemos elegir entre seguir engordando el lamento inactivo o cambiar la actitud hacia “qué puedo hacer yo” ante esta situación. Seguro que descubrimos múltiples detalles que podemos aportar en nuestro día a día para hacer más llevadera la vida.

Simplemente con esta pregunta nos situamos de forma distinta ante la realidad: pasamos del lamento pasivo al detalle constructivo.

Y otra cosa. La esperanza no tiene cabida en el lamento, porque éste la engulle. La esperanza abre puertas sólo si nosotros queremos abrirlas.

La escribana del Reino
M.E.Valbuena

Tenemos 4 comentarios , introduce el tuyo:

  1. Reconozco que me cuesta soportar a los lamentosos y lamentosas, que generan pesadumbre y desencanto. Los siento un poco como enterradores en vida. Ellos y ellas quieren que todos los demás nos vistamos de engro por anticipado.

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  2. Como muy bien me han enseñado en los Talleres del Teléfono de la Esperanza,no hay que PREOCUPARSE de los problemas si no OCUPARSE. Así que Pepi, piensa que todos tenemos que poner nuestro grano de a-rena para contribuir a dar una solución. Por ej. conseguir que no perdamos lo poco bueno que tengamos; y en cuanto a lo que no se tiene, pensar como conseguirlo pero siempre pensando en el bien de los demás no sólo en el de uno propio,

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  3. Preciosa y esperanzada reflexión. La crisis es una realidad, inamovible, lo que yo puede cambiar es mi actitud ante la crisis. Eso es lo que enseñamos en el TE. Si me quejo y no salgo d emi quejido, acabo en la ruina; en cambio si me quejo pero trato de afronatr esa realidad y afrontarla con gans, ya estoy poniendo los pilares para superarla. Ya se que es bonito. Pero, estoy conevncido que también es efectivo. Seguir en el pozo conduce a la depresión y a la muerte. Intentar salir de él, me llena de vida....Bueno, creo yo que es así. ¿No os parece?

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  4. Por fin una voz de esperanza entre tanta queja que escucho a mi alrededor.

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