El que da, no debe volver a acordarse;
pero el que recibe nunca debe olvidar
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lunes, 4 de mayo de 2015

Cómo trabajar
los gérmenes
de la infelicidad



En nuestra vida andamos detrás de la búsqueda de la felicidad, pero debemos preguntarnos: ¿Qué entiendo yo por mi felicidad?
Cada cual tiene su concepto.
Tras un arduo y duro trabajo recorriendo el camino hacia la misma, en este seminario uno va descubriendo:
- Como no hay que sufrir a lo tonto.
- Hay que buscar el sentido de la vida.
- Aceptar a los demás.
- Auto aceptarnos a nosotros mismos.
- No tener pensamientos cognitivos erróneos: solemos personalizar, generalizar...
- Salvar el apego hacia una pareja, un amigo, los padres...
- Nadie es perfecto.
Son tantas cosas las que he descubierto, que la felicidad no es el fin, es el sendero que marca el día a día. Salvando todos esos pequeños obstáculos.
¡Qué sencillo, pero qué difícil a la vez!
Me he dado cuenta de que muchas veces somos nosotros mismos los que nos lo complicamos, hagamos la vida sencilla, y no hagamos brotar los gérmenes de la infelicidad, que no de la INFIDELIDAD... (como me empeñé yo desde el principio erróneamente nombrarlo).
Os animo a que en vuestra vida SEAIS FELICES...
Un abrazo de una anónima queriendo ser PLENA


¿NUESTRO PEOR ENEMIGO?: NOSOTROS MISMOS.
Suelo hablar de lo estupendo que es el Teléfono de la Esperanza y de todo lo bueno que aporta. Sin embargo en alguna ocasión me he encontrado con algunas personas críticas con el aspecto de reunirse con un grupo de personas que no se conoce a hablar de emociones o con el hecho en sí mismo de que las personas podamos crecer.
Voy a tratar de contar mi experiencia en uno de estos grupos, en concreto en un grupo sobre cómo acercarse a la felicidad, alejándose de todo lo que la dificulta: “Los gérmenes de la Infelicidad”.
Quisiera transmitir no sólo de lo vivido en esa sala, si no lo que se experimenta en un grupo del Teléfono y de lo que, al menos a mí, me genera por dentro. En algunas situaciones he temido que al expresar mis vivencias me hagan daño y todo lo que no se expresa se hace más grande en nuestro interior, por mucho que lo neguemos o nos autoengañemos.  El Teléfono de la Esperanza da la oportunidad de poder expresar cómo estamos por dentro. De uno depende hasta donde queremos o podemos compartir. Todo esto ocurre entre personas que tienen nuestro mismo objetivo: conocernos mejor desde dentro, avanzar en nuestras dificultades y ser escuchados en lo que somos sin juicios. No nos engañemos: todos necesitamos ser escuchados y todos tenemos algo que aprender sobre nosotros mismos.
Creo que escuchar tiene beneficios tanto para el escuchado como para el escuchador. En nuestra sala de reunión está escrita la frase: “El que sabe escuchar nunca se sentirá solo”-o algo similar-. En mi experiencia escuchar me hace ver al otro aquí y ahora, verle en su humanidad: mirarle a los ojos. Eso me ayuda a sacar lo mejor de mí, lo que se vive desde el corazón, no solo desde la cabeza. Ser escuchado me ayuda a desenmarañarme y me ayuda a tomar decisiones de acuerdo a lo que me hace ser más yo misma. En definitiva la escucha me acerca al otro y a mí misma. Alguien me dijo una vez en un grupo: “Si tienes que elegir un camino, elige el camino del corazón”. Algunas situaciones y algunas personas me ayudan a seguir en ese camino. Entre ellos el TE, en esos encuentros desde el corazón.
Este curso en concreto me ha parecido tremendamente práctico, para mí uno de los más prácticos que he hecho. Porque va al grano en lo que todos solemos “fallar”. Pese a todas las situaciones duras que la vida nos puede poner delante, todos tenemos razones para poder encontrar felicidad en nuestra vida. Es fácil achacar nuestra infelicidad a la vida, tan dura a veces, ¿Cómo puedo ser féliz si me pasa esto, eso y lo otro…?. En mi caso casi siempre ha habido algo que me ha preocupado, pero la situaciones cambian, a veces para mejor y sigue habiendo un “pero”… ¿la solución no estará en mi? En cada una de los temas de este curso hemos revisado uno por uno muchos de estos gérmenes… Pensamientos alejados de la realidad, búsqueda de perfeccionismo, el autorechazo, la huida del presente, la no aceptación del otro, el pesimismo, el resentimiento, dependencias afectivas… aspectos que creo que trabajados, nos acercan a la mirada positiva de la vida. Y ahí es de donde brota, como consecuencia, la idealizada felicidad. ¿Lo que me ha aportado el curso?, durante estas semanas he tomado varias decisiones que debí haber tomado hace tiempo, a favor de mi felicidad y en contra de estos “gérmenes”.
Ahora “solo” queda seguir trabajando día a día para pasar de la teoría a la práctica y de la práctica al hábito…. El hábito de tener actitud para ser feliz. Lo que todos anhelamos para nuestra vida, ¿no?
Un participante del grupo 
Nota de la redacción. Nos han llegado estos dos testimonios de dos personas que participaron en el grupo Los Gérmenes de la Infelicidad, así lo vivieron y quieren compartirlo, prefieren hacerlo de manera anónima y nosotros lo aceptamos y lo respetamos. Agradecemos que nos hayan hecho llegar sus sentimientos en este proceso de crecimiento personal.   

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