El que da, no debe volver a acordarse;
pero el que recibe nunca debe olvidar
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lunes, 11 de mayo de 2015

Gratitud, pasión
y esperanza

Alejandro Rocamora Bonilla
Psiquiatra


Como saben los terapeutas las autorrevelaciones (la transmisión de una experiencia propia) es una técnica que podemos utilizar, siempre con mesura, en nuestra práctica clínica, para ayudar al usuario o cliente en su recuperación y crecimiento personal.
He aquí mi autorrevelación: este último 2 de mayo y en la ciudad de Sevilla he disfrutado de una experiencia que quiero compartir con todos vosotros, queridos lectores. Nos hemos reunido un grupo de personas, casi 250, que hacía mucho tiempo que no nos veíamos. Hemos celebrado el 45 aniversario de la Ciudad de San Juan de Dios, fundada por Serafín Madrid, que también fundó los Teléfonos de la Esperanza. Viejos alumnos y alumnas, profesores y  cuidadores nos hemos reunido para celebrar de forma festiva aquel cruce de caminos de nuestras vidas, allá por el año 70.
Entre abrazos, risas, y alguna lágrima de emoción fuimos desgranando y poniendo en presente nuestros recuerdos: anécdotas, frases lapidarias que han quedado como grabadas en nuestras mentes, vivencias de castigos y de felicitaciones, y un largo etc. embellecieron nuestro encuentro. Fue como una catarata de sentimientos y emociones que brotaron en un momento, pero todas tenían un tronco común: la gratitud. Como música de fondo de todos esos recuerdos se podía oír un único mensaje: gracias por la formación recibida, por el cariño con que se sintieron atendidos, por el mensaje reiterado de valía, pese a las dificultades físicas que padecían y gracias sobre todo, por haber creído en sus posibilidades como personas.
Entre sillas de ruedas y bastones, con la huella del tiempo presente (estábamos más calvos, más arrugados, más gordos, con menos movilidad) fuimos entrelazando, como si de un ramo de cerezas se tratara, algunos recuerdos, embellecidos posiblemente con el paso del tiempo. Pero en todos ellos había un poso de gratitud, pues gracias a la formación recibida en la Ciudad de San Juan de Dios, como decía un chico (hoy abuelo de tres preciosos nietos) “aquellos años fueron para mi el descubrimiento de mis posibilidades reales ante la vida”.
Hoy, aquellos niños y niñas son padres, algunos abuelos, unos hicieron una carrera universitaria, otros se hicieron empresarios o funcionarios públicos y un largo rosario de profesiones. Pero todos viven con pasión y alegría su situación actual. Hoy diríamos que son personas resilientes: han tenido la capacidad de afrontar de forma positiva su minusvalía.
Pero, además, viven con esperanza el futuro, pues aprendieron y está llevando a la práctica, posiblemente sin ellos saberlo, un bello pensamiento de Serafín Madrid: “cuando existe la esperanza todos los problemas son relativos”.
Considero, pues, que el bienestar de cada persona debería cimentarse en este trípode: gratitud hacia nuestros padres, profesores y amigos que hicieron y siguen haciendo todo lo posible para nuestra felicidad; pasión, con que es preciso exprimir cada momento de nuestra existencia, y por último, saber que a pesar de todos los pesares (conflictos, enfermedades, problemas laborales, psicológicos, etc.) siempre es posible ser feliz cuando existe la esperanza. Esta es la gran lección que me han dado los alumnos y alumnas de la ciudad de San Juan de Dios en el 45 aniversario de su creación. Gracias a todo ellos.

Tenemos 2 comentarios , introduce el tuyo:

  1. mE GUSTA LA GENTE QUE VA POR LA VIDA CON GRATITUD, la gente que es capaz de sacar, a pesar de todo, un gracias... Esa gente es la que más me gusta

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  2. Gracias Alejandro por compartir este encuentro; porque las enseñanzas son extraordinarias. Pepi..

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