El que da, no debe volver a acordarse;
pero el que recibe nunca debe olvidar
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lunes, 20 de agosto de 2012

LA ESPERANZA ES LO ÚLTIMO QUE SE PIERDE...




Es lo que afirmamos de forma coloquial ante cualquier problema, ya sea de índole económico, de salud o sentimental. El paro, la enfermedad, "el mal de amores" encuentra, a veces, su ancla de salvación en la esperanza. Esta nos mantiene vivos y animosos en espera de tiempos mejores. Parece como si "la esperanza" fuera el clavo ardiendo al que nos agarramos como última solución a tal o cual conflicto. El tiempo y la esperanza se convierten en nuestros grandes aliados para superar las dificultades de la vida cotidiana. Nosotros, no obstante, partimos de otro presupuesto: la esperanza debe ser trampolín para crecer, para madurar, para ser felices, mas que parachoques de nuestras penas y sufrimientos.

Esperar siempre supone ilusión de conseguir algo beneficioso para el sujeto: salud, posición social, felicidad. En sentido objetivo, el término "esperanza" indica siempre perspectivas o posibilidades favorables. Así el parado espera un trabajo, el enfermo espera la salud, los padres de familia esperan llegar a fin de mes. Hasta la acción más trivial de la vida cotidiana está impregnada de este sentimiento: el viajero espera llagar a su destino, el profesional espera desarrollar bien su trabajo, yo mismo espero que estas líneas ayuden a clarificar algo más esta vivencia de la esperanza.

Esperar significa considerar que tal situación es pasajera, mejorable o transformadora, a través de una actitud optimista y luchadora, y creyendo en nuestros propios recursos. Esperar, en definitiva, implica creer en el futuro como algo más sano y positivo. Así, pues, esperar, es como un proceso de liberación de pasar del "menos" al "más", del sufrimiento a la felicidad. Pero estas fuerzas están en nosotros mismos. Hace falta descubrirlas para no caer en la desesperanza.

En definitiva, podemos concluir que no podemos repartir esperanza, como se ofrece el pan o la comida, pero si se puede enseñar las claves que iluminen el camino para salir de la angustia y el sufrimiento. Es la actitud de toda persona que ayuda a otra (padres, educadores, terapeutas, orientadores) a salir del laberinto de la desesperanza: señalar la meta, pero el hacer el camino es intransferible. Y aunque es cierto que "la esperanza es lo último que se pierde", también podemos afirmar que es lo primero que debemos activar para vivir y ... seguir viviendo.


Alejandro Rocamora Bonilla
Psiquiatra

Tenemos 3 comentarios , introduce el tuyo:

  1. Esperanza que no se queda en palabras y en inactividad.Esperanza que no produzca el parón de"ya vendrá algo que cambie".Esto es un engaño.
    Esperanza, sí como ilusión para producir el movimiento en el aquí y ahora.

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  2. Pepi esta de acuerdo de tener Esperanza, pero con realismo. En muchas circunstancias, somos nosotros mismos los que tenemos que poner de nuestra parte para que se haga realidad lo que deseamos.

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  3. Tener esperanza es echar mano a las cosas,
    gobernar la propia vida,
    vencer la dsilusión y los tropiezos,
    saber que cualquiera nos puede defraudar,
    pero la persona está por encima de actos concretos.
    Tener esperanza no es esperar un milagro,
    es querer,
    es seguir adelante,
    es saber que hay momentos malos,
    momentos muy malos,
    momentos que parece que no tienen fin,
    peroque, también pasarán.
    Tener esperanza es echarle ganas a vivir.
    ERASMO

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