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pero el que recibe nunca debe olvidar
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miércoles, 5 de junio de 2013

CONVERSACIONES CON MI MENTE


EL CORO DE GATOS


Era un gato muy fino y elegante. Aseguraba el docto e iletrado minino que la madre naturaleza le había dotado con la más excelsa de las orejas musicales y por ello decidió crear el más brillante coro de gatos que se hubiera visto jamás. Como él era felino riguroso y metódico, organizó el debido proceso de selección de voces gatunas para elegir a las más expertas y líricas entre candidatos de todas la edades y condición. El inteligente gato los fue escuchando uno por uno, con interés, dedicación y paciencia.

-¡Oh Gran Gato! –Se presentó el primero.- ¡Qué gran idea la tuya al crear este coro! ¡Qué mente tan inteligente y lúcida! Para mí sería un gran honor pertenecer a esta familia musical que tan sabiamente has creado y diriges.

-¡Miau, qué bella voz! –Respondió el sabio gato.- Tú darás lustre y prestigio a mi coro. ¡Bienvenido!

-¡Gran Gato, Director Emérito y genio de la música! Tú que en verdad conoces los bemoles que caben en un sostenido, otorgas bajo tu batuta un nuevo sentido al arte. ¡Deja que forme parte de este maravilloso coro!

-¡Miau, miau, miau! ¡Qué extraordinario cantante! Tú voz merece ser la primera entre mis tenores.

-Gato director, -protestó de pronto uno de los gatos de la última fila- estas no son maneras de elegir a tus cantantes. ¡No les estás oyendo cantar y encima mezclas sopranos con bajos!

-¡Por mis hermosos bigotes! ¿Quién se atreve a decir eso?

-Yo. –El aludido salió de la fila y se encaró con el gato director.- Conozco la música. He cantado en varios coros y…

-¡Calla ignorante! Tú mejor no cantes que desafinas.

-Pero si no me has oído cantar. ¡Sólo estamos hablando!

-¡Por los barbas del Supremo Gato, vete de mi coro, gato tonto! No quiero ignorantes que estropeen la divina música que vamos a crear.

Se fue el disidente y quedaron los demás gatos, felinos de voces celestiales, a decir de su exquisito director que, mientras se adormecía con las dulces zalamerías de sus pupilos, logró crear el coro más famoso del lugar por sus chirriantes y desafinadas melodías. Decían las críticas que era hilarante oírles cantar, aunque no se les pudiera soportar durante mucho rato. “Cretinos”, ronroneaba el gato director cuando las leía, “qué sabrán estos de música y del dulce efecto que la adulación bien entonada produce en mis tiernos oiditos”

Y es que a veces los gatos directores son como aquellas personas débiles e inseguras que curan su complejo de inferioridad rodeándose de maestros cantores de la adulación.

Mª José

Tenemos 4 comentarios , introduce el tuyo:

  1. Se aduladores se rodean los acomplejados y los que tienen una baja autoestima. Muy bonito expresado el mensaje

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  2. Qué ciegos estamos a veces, qué miedo nos da el decir se acabó, porque me asemejo con el resto de los gatos que quedan en el coro sin moverse, sin decir nada, cantando al son de la batuta del gato entendido de música, y en cambio tenemos un poder incalculable.
    Precioso Mª José, como siempre, no fallas...
    Elena.

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  3. Duro mensaje. ¿Es así la vida? Creo que a determinados niveles, sí. La adulación del líder debe echarla a patadas el mismo líder, si no se da cuenta mal vamos. Norecic

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  4. A mí siempre me ha llamado la atención como personas débiles e inseguras en su vida se han sabido rodear de personas para complementarlas en lo que a ellas les falta, y no suelen tener problemas en su vida.
    Las personas que resolvemos nuestros propios problemas, (como Pepi considera que debe ser), percibe que a veces terminan con grandes disgustos, y muchos más problemas a resolver. A veces me pregunto: ¿por qué será?

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